• C. 114 • [25]

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En varias ocasiones, desde que Hyunjin y sus papás se mudaron a la mansión del alcalde, Hyunjin tuvo el molesto pensamiento de que era mucho más espacio del que ellos tres necesitaban. No solo porque había una sala de estar formal, un comedor formal y cuatro habitaciones para invitados que nunca habían recibido un solo invitado, sino también porque tres hombres adultos simplemente no necesitaban siete —cuéntenlos— siete baños. Cada uno tenía un espejo, por supuesto. Y eso ni siquiera incluía a los espejos en los armarios o el que colgaba sobre la repisa de la chimenea en la sala de estar formal y, probablemente, debería haber algunos espejos que no recordaba todavía. Parecía haber reflejos por todos lados estos días.

Hyunjin destornilló el botiquín espejado de la pared del tercer baño de la planta principal pensando por enésima vez que no le había dado suficiente crédito al poder de Narcissa Cronin cuando la conoció por primera vez en la Biblioteca de Cloven Cross. Seguro, viajar a través de espejos parecía un gran truco para fiestas, pero ahora comenzaba a apreciar plenamente cuán útil podía ser esa habilidad. Había espejos en todos lados. Era como tener una llave maestra a cualquier puerta en el mundo. Se volvía loco cada vez que se detenía a pensar en ello. Había estado en la
misma habitación que Nightmare aquel día en la biblioteca. Ella había estado justo delante de sus narices y él era completamente inconsciente. Le daba ganas de vomitar pensar cómo Nightmare se debe haber reído a sus espaldas.

Al percatarse de cuán tedioso sería deshacerse de todos los espejos de la casa, estuvo tentado a simplemente destrozarlos o tal vez solo cubrirlos con telas robustas. Pero no creía que sus padres se alegrasen mucho al llegar a una casa repleta de astillas de vidrio y no sabía demasiado sobre la habilidad de Nightmare como para asegurarse de que una tela pesada fuera suficiente para bloquear su paso.

El último tornillo cayó en la palma de su mano y quitó el botiquín de la pared. No se había molestado por quitar los productos de su interior, oyó cómo se deslizaban y chocaban entre sí dentro del mueble mientras lo cargaba por el pasillo, bajaba las escaleras y entraba en su habitación en el sótano. Pasó por al lado de su cama, de su televisión, del escritorio donde había pasado horas dibujando en cuadernos y, recientemente, donde se había estado tatuando y entró en la habitación que una vez fue su estudio de arte. La habitación que se había convertido en una jungla viviente. No había entrado en la habitación desde el arresto de Felix. Traía demasiados recuerdos deslucidos por su creencia de que Felix era su enemigo más odiado. Recuerdos de su cabeza acomodada sobre su hombro, su rostro en plácido sueño. Recuerdos de su sorpresa cuando vio el mural que Hyunjin
había pintado en estas paredes y luego observar su asombro inexplicable mientras él traía a la vida los árboles, las enredaderas y las flores exóticas.

Desde esa noche, la jungla había comenzado a empalidecer, al igual que Turbo. El poder de Hyunjin no incluía inmortalidad. Sus creaciones se marchitarían y morirían, como todas las cosas en la vida real. De hecho, más rápido que en la vida real. Ahora, cuando entró a la habitación, los aromas de las flores perfumadas habían sido reemplazados por el aroma de deterioro y putrefacción. Los colores vibrantes de las flores se habían desvanecieron en grises y marrones, los pétalos sedosos estaban caídos y secos. Las
enredaderas que colgaban por las ramas de los árboles no se podían tocar de lo frágiles que eran y un número de ellas se había quebrado. Se desintegraron sobre el sueño cubierto de musgo que estaba muriendo y revelaba el suelo liso de concreto debajo de él. Solo la estatua que se erguía en el fondo de la habitación parecía intacta, pero nunca había estado viva en primer lugar.

Hyunjin apoyó el espejo contra la pared junto a los otros que ya había removido. Supuso que, si Nightmare atravesaba uno de ellos, estaría tan confundida por la vegetación moribunda, que pensaría que dio un giro equivocado en espejolandia o como sea que funcionara eso. Como precaución extra, colocó algunas trampas en la habitación que le alertarían la presencia de un intruso, incluyendo una red que caería de la copa del árbol y la atraparía adentro. Tenía la esperanza de que Nightmare activaría esa trampa. Pensó que se lo merecía al recordar el arma tipo bazuca que había usado para encerrarlo, como el Centinela, dentro de una red similar. Solo pensar en su batalla en el desfile hizo que apretara los dientes. Nightmare lo había avergonzado demasiadas veces. Aunque estaba feliz —en realidad, encantado— de que Felix no era villano después de todo, estaba más frustrado que nunca por saber que la verdadera Nightmare seguía un paso delante de él.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora