El supuesto tío de Felix no se estaba quedando en un apartamento alquilado
harapiento, y resulta que, tampoco los Anarquistas.Siwon los condujo hacia el vecindario Barlow y aparcó en la esquina de East 16th y Skrein Avenue. Felix se bajó del coche y se encontró inspeccionando las ventanas enrejadas que exhibían una variedad de objetos: un par de guitarras eléctricas, un taladro con accesorios, un tocadiscos vintage. Había un cartel descolorido sobre el edificio con enormes letras de molde que decía CASA DE EMPEÑO DE DAVE. Felix evaluó la calle, notó un club nocturno cerrado, un pequeño supermercado y algunas tiendas con vitrinas vacías y carteles de SE ALQUILA. Juzgando por los bordes amarillentos de los carteles, esos locales no habían sido ocupados desde la Era de la Anarquía.
El llavero de su “tío” tintineó mientras destrababa la puerta de la casa de empeño, que también estaba cubierta con impactantes barras de metal.
—¿Eres Dave? —preguntó Felix mientras él y Siwon lo guiaban hacia el interior.
—Nah, Dave solo nos deja utilizar el sótano —respondió el hombre, avanzando con entusiasmo por la casa de empeño—, por un precio. Cualquier cosa por unos billetes, ¿no?
Las luces superiores estaban apagadas, pero unas vitrinas de vidrio en la tienda tenían luces incorporadas que emitían un tenue brillo sobre la mercadería. Relojes y joyas de fantasía, viejos carteles de cine enmarcados sobre las paredes, estantes repletos de computadoras, aspiradoras y radios. En realidad, no había muchos electrodomésticos que Dave no tuviera en su tienda, desde aparatos funcionales hasta piezas lujosas. Las casas de empeño habían sido negocios importantes durante la Era de la Anarquía, cuando gran parte del sistema financiero había colapsado y la economía mundial fue ampliamente reemplazada por un sistema de trueque. Estos negocios siguieron trabajando bien luego de que los Renegados tomaran el control, mientras la economía tambaleaba para volver a activarse y la estabilidad laboral seguía siendo virtualmente inexistente. La gente todavía necesitaba comida y, a veces, la manera más rápida y sencilla para conseguirla era empeñar la colección antigua de alfileres de sombrero de tu abuela por una fracción de su valor anterior a la Era de la Anarquía.
Atravesaron la tienda y una habitación trasera con prácticos estantes repletos de más artefactos electrónicos y una variedad de repuestos. Olía a grasa, polvo y prendas destruidas por polillas, lo que solo hizo que Felix recordara los túneles del metro.
Siwon y el hombre tomaron una pequeña mesa de trabajo y la levantaron hacia un costado. Había una puerta escondida en el suelo sucio de linóleo, luz amarilla emergía debajo de ella. Sonriendo de manera tal que sus dientes faltantes quedaron expuestos, Siwon le hizo un gesto a Felix para que pasara primero. Felix estrujó el ramo de margaritas que Hyunjin le había dado y sin saber qué más hacer, las colocó debajo de su brazo mientras bajaba por los peldaños de
la escalera. El papel que las envolvía se arrugó ruidosamente mientras descendía hacia el sótano. Su bota apenas había tocado el suelo cuando lo envolvieron un par de brazos y lo alejaron de la escalera.—¡Nightmare, querido mío! —arrulló Hwa, estrujándolo por detrás—. ¡Te hemos extrañado tanto! —hizo girar a Felix para poder sostener su rostro entre sus uñas barnizadas. Rastros de delineador negro se habían secado sobre sus mejillas y parecía estar cubierta por más de sus amigas abejas que lo normal. Había nueve o diez en su cabello rubio y Felix llegó a contar al menos una docena más merodeando alrededor de su cuello y sus hombros.— Si creyera en milagros, diría que hemos logrado uno. ¡Eres libre!
—Soy libre —concordó Felix al mismo tiempo que Siwon apareció al lado de ellas.
—Y, ¡ah, flores! ¿Siwon te las llevó? ¡Qué considerado!
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SUPERHERO • [Hyunlix] • ADAPTACIÓN
FanfictionEncontrar amor donde buscaba venganza... Encontrar venganza dónde una vez hubo amor... Felix decidió unirse al equipo de sus rivales con un único objetivo en la mente: Vengarse.