• C. 10 •

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De todo el grupo, Siwon era el único que había aprendido a manejar. No era algo
necesario para la mayoría de las personas de la ciudad, que podían ir caminando a casi cualquier sitio, y mucha gente se ganaba la vida llevando a otros de un lugar a otro, especialmente tras el colapso del sistema de transporte público. De todos modos, aunque Siwon aseguraba haber obtenido una licencia de conducir válida antes de que comenzara la Era de la Anarquía, Felix a veces se preguntaba si acaso él lo decía para infundir confianza en sus pasajeros, en cuyo caso, en realidad, no funcionaba.

Tal vez, fuera en parte por sentarse tan hundido en el asiento del conductor que él no creyera que Siwon pudiera ver claramente por encima del tablero, o porque su afable sonrisa, tan parecida a la de un sapo, jamás desaparecía cuando manejaba, por más gente que le tocara el claxon o maldijera a su paso, por más objeto misterioso que golpeara bajo las ruedas, por muchos peatones que gritaran y se apartaran a toda velocidad de su camino.

—¿Y dónde vive esta mujer? —preguntó él, dirigiendo la vista a Siwon desde el asiento de pasajero de su coche deportivo color amarillo, un vehículo que aseguraba había sido altamente codiciado cuando lo había robado (según Siwon, había pertenecido a un abogado, célebre por defender a un hombre que casi había matado a golpes a un prodigio. El abogado consiguió que su cliente saliera impune con apenas una multa elevada y con trabajo comunitario para pagar por su delito. Así que robar su auto era una cuestión tanto de justicia como de codicia). Treinta años después y sin un lavado en su haber, el auto parecía más una
banana demasiado madura que algo remotamente cotizado, por lo menos en opinión de Felix. El óxido comenzaba a corroer los bordes, la pintura de las puertas exteriores tenía incontables abolladuras y rayas, y el tapizado rasgado tenía el olor inconfundible a moho.

—Al lado de la marina —dijo Siwon, tamborileando los dedos sobre el volante.

Felix paseó la mirada por los edificios que iban quedando atrás. Ambos habían salido de la ciudad y se abrían camino a través del distrito industrial donde, en otra época, depósitos y corralones de almacenamiento habían albergado contenedores listos para ser instalados sobre buques de carga o distribuidos al resto del país a través de una red interminable de trenes y camiones remolque. Aunque el comercio internacional se hallaba recuperándose gradualmente en la ciudad, la mayoría de aquellos edificios seguían abandonados, y solo albergaban ratas y ocupantes ilegales, quienes por alguna razón no podían beneficiarse de viviendas sancionadas por el Consejo. Por otra parte, era posible que prefirieran tomar sus propias decisiones respecto de dónde y cómo vivir sus vidas, cualquiera fuera el precio a pagar.

A través de los intersticios de los depósitos y de las fábricas abandonadas, vislumbró Harrow Bay, iluminada tan solo por un puñado de barcas en el agua. Los ojos de Felix se desplazaron hacia el horizonte, se confundían casi sin interrupción con el cielo oscuro. Aunque seguían en la ciudad, aquí fuera, la leve polución apenas opacaba el cielo y permitía distinguir unas pocas estrellas diseminadas. Comenzó a buscar las constelaciones que reconocía: El Guerrero Caído, el Gran Ciprés, el Cazador y el Ciervo.

De niño le habían fascinado las estrellas. Inventaba historias completas sobre los seres celestiales representados en aquellas constelaciones. En aquel entonces incluso se había convencido de que todos los prodigios, como él, su papá y el tío Ace, de hecho habían nacido de las estrellas, y por eso obtuvieron sus superpoderes. Nunca logró determinar exactamente cómo sucedió pero, para su razonamiento infantil, era completamente lógico. No estaba seguro de lo que resultaba más asombroso, su teoría de la niñez acerca del origen de los prodigios o la realidad: que cada una de aquellas estrellas fuera su propio sol a miles de años luz de distancia; que mirar una estrella fuera mirar hacia atrás, a un tiempo en el que no había ningún prodigio.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora