Normalmente, las salas de entrenamiento ubicadas en los niveles inferiores del Cuartel General de los Renegados eran un hervidero de actividad. Era aquí donde practicaban correr sorteando obstáculos o probaban nuevas técnicas con sus poderes. Pero cuando Felix llegó para el primer día de capacitación del Agente N, un silencio extraño y nervioso sobrevolaba el enorme salón.
Por una vez, nadie estaba levantando pesas o lanzando puñetazos; nadie se encontraba activando el enorme estanque de agua o saltando a través de círculos llameantes; nadie usaba las tirolesas o escalaba muros. Habían reservado toda la sala para las unidades de patrullaje que estarían trabajando por primera vez con su nueva arma química, y el efecto le daba al recinto un aire apagado y sin vida.
Al abrirse paso sobre la pasarela que atravesaba toda el área de ejercicios, Felix sintió un hormigueo en la piel. Había llegado temprano; solo una decena de Renegados esperaban junto a los objetivos donde se lanzaban los proyectiles, incluido Hyunjin, aunque aún no había señales de Minho, Jisung o Yeji. Hyunjin estaba hablando con Eclipse, el líder de otra de las patrullas.
Felix soltó una lenta exhalación. Durante toda la mañana su mente había estado repasando la lista creciente de prioridades.
Primero: control de daños. Necesitaba saber qué le había dicho Hongjoong y asegurarse de que su secreto seguía a salvo. Después de eso, sus objetivos eran un poco más vagos: acercarse a Hyunjin; ganarse la confianza del Consejo; averiguar más sobre el Agente N; determinar cómo convertirlo en un arma contra los Renegados. Y, por supuesto y ante todo… recuperar el casco de Ace. Sabía que, si tan solo conseguía restituirle el casco a su legítimo dueño, todo se encaminaría.
En su opinión, Hyunjin Bang era su mejor opción. Él creía que podía abrir la caja con sus poderes. Felix hallaría un modo de que lo hiciera. No volvería a ser rechazado. Algo pasó entre ellos en el parque; sabía que no había imaginado ni su respiración entrecortada ni el modo en que su mirada lo había abrasado. Seguía habiendo algo allí. Quizás lo había lastimado en el carnaval, y quizás todos los muros que había levantado las últimas semanas eran el resultado de su rechazo, y quizás iba a llevar tiempo y persistencia derribar aquellos muros.
Pero a Felix le gustaban los desafíos.
Cuadró los hombros y empezó a descender una de las estrechas escalinatas que conducían al área de entrenamiento. Hyunjin miró hacia arriba y lo vio. Empezó a sonreír: él sabía que era un acto reflejo. Le sonreía a todo el mundo.
Y sin embargo…
Concentrado en él, Felix perdió la cuenta de la cantidad de pasos que había dado. Calculó mal el último escalón y empezó a caer hacia delante. Apenas consiguió sujetarse de la barandilla. Se irguió bruscamente, con las mejillas enrojecidas.
Hyunjin se asustó y corrió hacia él.
—¿Te encuentras bien?
—Claro —dijo, jalando hacia abajo los puños de su uniforme—. Estoy bien.
Su sonrisa se ensanchó y parecía a punto de fastidiarlo, pero se contuvo. Al ponerse de pie una vez más, Felix estampó una enorme sonrisa en su propio rostro. Hyunjin quedó paralizado.
—Así que… ¿cómo te fue con el Titiritero?
El Renegado parpadeó, y de inmediato él se dio cuenta de que debía reprimir el entusiasmo. Atenuando su alegría, envolvió una mano alrededor de su codo. Él se tensó, pero no se resistió mientras él lo jalaba hacia las sombras de la pasarela, alejándose de las unidades de patrullaje que esperaban.
—¿Dijo algo… útil?
Él miró su mano aun sobre el codo, y se apartó. Fue un movimiento sutil, pero no lo suficiente. El corazón de Felix se contrajo.
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SUPERHERO • [Hyunlix] • ADAPTACIÓN
FanfictionEncontrar amor donde buscaba venganza... Encontrar venganza dónde una vez hubo amor... Felix decidió unirse al equipo de sus rivales con un único objetivo en la mente: Vengarse.