• C. 35 •

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—Ok, ahí tienes la nueva torre de tu hospital —dijo Hyunjin, empujando la construcción hacia el recinto de JeongIn—. ¿Qué más se rompió?

—Solo esos apartamentos sobre los que te caíste —dijo JeongIn, señalando la salida.

—Perfecto —Hyunjin comenzó a dibujar.

Dentro del área de cuarentena, JeongIn llevó la nueva torre al edificio del hospital. La apoyó sobre el tocón quebrado, trabajando mayormente con una sola mano, ya que tenía la derecha recubierta con vendas. Hyunjin lo observó empleando el antebrazo para sostener la torre en su lugar mientras envolvía la mano izquierda alrededor de la fisura. Lentamente, el vidrio comenzó a fundirse, formó un sello que no fue perfecto —continuaba viéndose una grieta donde el material se había fusionado—, pero parecía lo bastante sólido.

Hyunjin tragó. Había visto a JeongIn emplear aquel don particular una cantidad de veces, probablemente más que cualquier otro poder que había absorbido. Lo hizo pensar en lo que Felix había visto: JeongIn empleando la telequinesis para mantener en el aire decenas de edificios a la vez. La verdad es que, desde que Felix se lo había contado, aquella imagen mental nunca dejó de rondarle la cabeza. Había estado toda la mañana intentando encontrar un modo de preguntarle acerca de ello, pero aún no veía una manera de hacerlo que no sonara a acusación.

En lugar de formular la pregunta que realmente quería hacer, dijo:

—¿Cómo está la mano?

—Podría estar peor —JeongIn miro la palma vendada—. Tuvieron que cauterizar la arteria por donde salía toda la sangre. Pero la aguja pasó justo por aquí —levantó la mano izquierda para poder mostrarle a Hyunjin—: en esta parte más gruesa entre el pulgar y el dedo. Así que no tocó ningún hueso ni tendón —encogió los hombros—. Supongo que habría dolido mucho más si la herida hubiera sido más central. Y te aseguro que esto dolió bastante.

—Con un poco de suerte, tendrás una cicatriz épica de recuerdo.

Una sonrisa fugaz cruzó el rostro de In. Dio un paso atrás para examinar el hospital, luego regresó con cuidado hacia Hyunjin. Se sentó al borde de la ventana salediza mientras Hyunjin bosquejaba el edificio aplastado.

—¿Oye, Hyunjin? —comenzó a decir, sosteniéndose la mano vendada en el regazo y toqueteando los bordes de la venda.

De inmediato, este levantó la mirada, vacilando. No sucedía a menudo que JeongIn se preocupara por algo.

—¿Qué?

El muchacho enderezó la espalda, pero aún no lo miraba a los ojos.

—Tengo el poder de Ace Anarquía.

Hyunjin lo observó, esperando que dijera algo más, pero aquello pareció ser todo lo que iba a confesar.

—Sí —respondió por fin—. Lo sé.

JeongIn se removió levemente y aclaró la garganta.

—¿Crees…? —su voz se fue apagando.

—Si creo, ¿qué?

—¿Crees que, tal vez, yo sea malvado?

Las cejas de Hyunjin se dispararon hacia arriba. Se inclinó hacia atrás, levantando la punta del rotulador del dibujo sin terminar.

—O… –continuó JeongIn— ¿que tenga poderes malignos?

Hyunjin esperó que el muchacho alzara la mirada hacia él, pero mantuvo los ojos fijos en el suelo.

—No, no lo creo.

La boca de In se frunció hacia un lado, sin quedar convencido.

—Sabía que dirías eso.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora