• C. 100 • [11]

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Aunque habían discutido un plan de contingencia para cuando se descubrieran los secretos de Felix, el chico tenía la esperanza de que nunca tuvieran que implementarlo. Esperaba dejar a los Renegados cuando estuviera listo y no porque finalmente descubrieran quién era.

Ahora no tenía tiempo para lamentarse. Tenía que concentrarse en tomar todas las cosas que necesitaría y en salir de esta casa antes de que llegaran los Renegados.

En su habitación compartida, Hwa abrió la ventana y comenzó a gritarle a las abejas: “¡Sean libres, sean libres!” Y las abejas acataron sus órdenes y se dirigieron como una gran nube hacia la ventana, en donde se les unieron las avispas y los avispones del pequeño jardín en la planta baja. Juntos,
sobrevolaron la casa del vecino y desaparecieron. Felix no sabía cómo o
cuándo lograrían encontrar a su reina otra vez, pero Hwa no parecía preocupada mientras tomaba una caja de joyas y una pila de vestidos y los lanzaba en una maleta. No salvó los nidos y las colmenas dispersos por la habitación, pero no importaba. Felix confiaba en Siwon cuando dijo que todo quedaría destruido. Dudaba que siquiera quedaran las cenizas de estas estructuras finas como el papel.

Mientras Hwa se concentraba en los cosméticos de su tocador, Felix tomó su bolso que descansaba olvidado en una esquina hacía semanas. Había conservado pocas de sus pertenencias de los túneles del metro, así que no había mucho para empacar. Guardó su traje de Nightmare, hundió la máscara entre las telas y luego guardó sus estrellas termodirigidas y los misiles de tiniebla modificados, el bolígrafo de fuente con la cámara escondida para dardos, su pistola de ondas de choque y los guantes especialmente diseñados para trepar paredes, la bazuca lanza redes, los binoculares que había tardado meses en perfeccionar…

Pausó y escaneó la habitación, incluso mientras oía el rugido del motor del
coche deportivo de Siwon en el callejón trasero.

¿Qué más había allí?

A través de la ventana, vio a Siwon bajándose del coche. Dejó la puerta del conductor abierta para un escape rápido y abrió la pequeña cajuela. Phobia también estaba allí, parado entre las colmenas abandonadas. Si tenía alguna expresión en su rostro, Felix no pudo verla debajo de las sombras de su capucha.

—¡Atrápenlo! —gritó lanzando el bolso.

En realidad, no esperaba que ninguno de los dos se moviera para atraparlo, pero se sorprendió cuando, en el último instante, Phobia agitó su guadaña y enganchó las manijas del bolso en su hoja.

—Aquí tienes, lanza la mía también —dijo Hwa lanzando su maleta hacia él—. Comenzaré a empacar las cosas de química de Siwon.

Felix intentó no pensar en el tiempo que estaba escapándose entre sus dedos. No podrían dejar pasar más de unos pocos minutos antes de reunirse detrás del coche deportivo y estrujar sus pertenencias en el maletero. Felix colocó el casco de Ace dentro del cesto de plástico que contenía los recipientes y las herramientas de medición de Siwon antes de taparlo.

—¿Eso es todo? —preguntó jadeando. Le echó un vistazo a lo que pudo haber sido su hogar.

—Tendrá que serlo —respondió Siwon y tomó un pequeño dispositivo de su bolsillo—. Aprendí este truco de Yuna. Algunos días la extraño —ajustó un dial que debe haber pertenecido a un simple temporizador con forma de huevo—. ¿Qué dicen? ¿Dos minutos?

Incluso mientras lo decía, sintieron el sonido de sirenas a la distancia que se acercaban. A Felix se le hundió el estómago. Tal vez los Renegados estaban respondiendo a un robo cercano o a un gatito en un árbol. Pero sabía que era mejor no tener esperanzas.

—Sugiero treinta segundos —dijo Hwa deslizándose en el asiento del acompañante y se colocó sobre la consola del centro para hacerle lugar a Felix.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora