• C. 126 • [37]

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Hyunjin se quedó de pie temblando por un largo momento, escuchando los gruñidos de las vigas de acero comprometidas y las filtraciones en el yeso roto.

Los villanos se habían marchado.

La arena estaba en ruinas. Los Renegados estaban en ruinas.

Pero él se había enfrentado a Ace Anarquía por segunda vez y había sobrevivido otra vez. No era una pequeña hazaña.

—Hyunjin…

La voz de Seungmin, detrás de él, su voz sonaba moderada y despertó demasiados recuerdos que habían sido enterrados en la tormenta creada por Ace Anarquía. Hyunjin tragó saliva, tenso, y cerró su puño. La resplandeciente torre transparente se disolvió en el aire como si remanentes de bengalas cayeran sobre ellos.

Pensar en bengalas lo hizo pensar en Changbin.

Tuvo un escalofrío mientras se volteaba para enfrentar a Seungmin, se preparaba
para encontrar decepción, tal vez incluso enojo. Su identidad como el Centinela había sido revelada. No había tenido otra opción, pero, de todos modos, no estaba seguro de estar listo para enfrentar las consecuencias. Pero Seungmin parecía más aliviado que otra cosa mientras se ponía de pie a pesar de su dolor. Se miraron el uno a otro, recuperaban el aliento. Parte de la hinchazón en el rostro y los brazos de Seungmin había comenzado a ceder, el dolor desaparecía gradualmente de sus ojos.

Seungmin extendió sus brazos.

Hyunjin exhaló y aceptó el abrazo.

Seungmin se retorció y Hyunjin rápidamente disminuyó la fuerza del abrazo.

—Lo lamento.

—Está bien —dijo Seungmin—. Todos estamos bien —se alejó y miró a su alrededor—. Tenemos que evaluar la situación de los heridos, priorizar las lesiones para los sanadores que no hayan sido neutralizados, llevar a todos al hospital. Tengo que ver cómo está Tsunami…

—Iré por ella. Tú ayuda a papá a quitarse esos grilletes.

Hyunjin corrió hacia el escenario de madera colapsado, dado vuelta y astillado. Parecía más una pila de leña que a la plataforma que había sido tan solo horas atrás. Comenzó a remover los escombros y pronto los demás se les unieron, quienes todavía tenían fuerza suficiente para ayudar. Detrás de él, pudo escuchar a Seungmin gritando órdenes, urgiendo a los Renegados a ayudar a los heridos y a comenzar a reunir a sus muertos.

Hyunjin tuvo que quitar la mitad de los tablones de manera antes de poder ver finalmente la bota blanca de Tsunami.

—Por favor, ay, por favor —murmuró moviéndose más rápido para llegar a ella. Pronto, descubrieron su cuerpo. Sus ojos estaban cerrados y una cascada de sangre seca oscura cubría la mitad de su rostro, era el resultado de un corte profundo en su cabeza.

Hyunjin se dejó caer al lado de ella mientras buscaba su pulso. Al principio, no podía estar seguro de si estaba confundiendo el propio tamborileo de su corazón con el de ella. Pero… no, allí estaba, débil pero estable.

—¡Está viva! —gritó incluso mientras alguien presionaba un paño sobre la herida en su cabeza. Otros comenzaron a liberar un camino para que pudieran llevarla hacia dónde un puñado de curadores estaban instalándose para atender a los heridos.

Hyunjin alzó a Tsunami en sus brazos. Sentía como si fuera frágil, pero Hyunjin la había conocido el tiempo suficiente como para saber que su contextura pequeña era engañosa. Ella era fuerte. Lograría superar esto.

Una vez que la entregó a los sanadores, Hyunjin inspeccionó el desastre buscando más sobrevivientes. El polvo cubría el interior de sus pulmones. El humo hacía arder sus ojos. El suelo estaba cubierto de abejas muertas, pedacitos de yeso, plástico derretido, marcas de brasas, charcos de agua sucia y vidrios rotos.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora