• C. 111 • [22]

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—¡Ahh, se siente tan bien ser heroico! —dijo Jisung estirando un brazo sobre su cabeza para estirar sus músculos. Estaba de pie sobre dos ladrones esposados e inconscientes que habían sido capturados mientras robaban la joyería en el centro comercial Dallimore’s.

Hyunjin no pudo evitar concordar. Se sentía bien ser heroico. Por lo menos, el arresto lo había ayudado a olvidarse de JeongIn por un rato. Y de Felix también.

Minho se dejó caer estrepitosamente sobre una mesa entre pilas de camisetas de mujer de varios colores.

—Y Sketch ni siquiera tuvo que recurrir a sus habilidades especiales para variar —apuntó con su bastón en dirección a Hyunjin—. Fue lindo verte trabajar a la antigua.

Hyunjin lo fulminó con la mirada, pero sabía que las bromas no tenían malas intenciones.

—En caso de que lo hayas olvidado, defendí a la justicia por años antes de… —hizo una pausa y les echó un vistazo a los ladrones, aunque aparentaban estar completamente inconscientes, de todos modos, terminó la oración en voz baja—. Tú sabes.

Mientras balanceaba las piernas, Minho evaluó la tienda, tenuemente iluminada por un par de luces fluorescentes en el techo a dos pisos de altura y por las luces de la vidriera que, incluso ahora, hacían que resplandecieran las vitrinas con joyas, incluyendo la que había sido destrozada en pequeños pedazos.

—¿Creen que haya alguna máquina expendedora por aquí?

—¿Por qué? ¿Cortina de Humo tiene hambre? —dijo Jisung fingiendo sorpresa
mientras envolvía su cable en su cintura. Lo había utilizado para derribar a los ladrones cuando corrieron hacia la salida de emergencia y Hyunjin pudo ver una línea roja en su mano donde el cable casi la corta.

—Ey, soy un superhéroe en crecimiento. Necesito sustento.

Un espiral de mariposas cayó en cascada desde el balcón superior, donde Yeji había estado revisando que la caja fuerte de la oficina no hubiese sido adulterada.

—Todo está asegurado —dijo, su cuerpo volvió a formarse al lado de Jisung—. Y
no vi máquinas expendedoras, pero hay un lugar que vende hamburguesas a dos calles. Podríamos ir allí cuando terminemos aquí.

Minho le ofreció la Yeji su puño y ella lo chocó con entusiasmo.

—Muy bien —afirmó Hyunjin, marcando un código en su brazalete de comunicación—. La tienda ha sido asegurada, los sospechosos están bajo custodia, aguardamos extracción y limpieza.

Tomó el maletín con los bienes robados y se lo lanzó a Minho, quien lo abrió y comenzó a explorar el surtido de joyas. Apoyó cada pieza en la mesa para que la tienda pudiera corroborar con sus registros y asegurarse de que no faltara nada.

—No es un mal botín —dijo Minho alzando un collar con un pendiente adornado con fina gema roja colgando de su cadena—. Ey, Red Assassin, creo que los diseñadores están comenzando a imitarte.

—Awww —sonrió Jisung y agitó su heliotropo como un péndulo—. ¡Marco tendencia! Y es tan lindo.

—Supongo —Minho alzó el collar a la luz—. No es tan lindo como tú… los tuyos —sonrojándose volvió a concentrarse en el maletín precipitadamente—. Además, los tuyos son mil veces más letales. Oh, guau, ¿estos son aretes? —sacó un par de aretes colgantes, cada piedra era casi tan larga como su mano—. Estos serían como… pesas para los lóbulos.

Las mejillas de Jisung se sonrojaron levemente. Lucía como si quisiera decir
algo, pero Minho parecía determinado a pasar por alto el cumplido que pudo haber sido intencional o no. Así que volvió a envolver el cable en su muñeca y se volteó hacia Hyunjin.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora