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Una vez en el vestíbulo, Felix se detuvo un instante para aguzar el oído. Aún podía oír la dramática melodía de la película, y tras inclinar la cabeza un largo instante, creyó oír una ducha que corría en algún lugar de la segunda planta.

Enderezó los hombros y empezó a subir la escalinata de roble. Los antiguos escalones gimieron, rechinando bajo sus pasos. Al llegar arriba, había un par de puertas dobles a su izquierda. Debía ser la habitación principal. Alguien se hallaba dentro yendo y viniendo, y silbando para sí. También de allí provenía el agua que corría, aunque toda la casa parecía zumbar en tanto el agua circulaba a toda prisa a través de las tuberías.

Frente al descanso había otro corredor. Felix se escabulló hacia delante. La primera puerta que abrió terminó siendo un armario de ropa blanca. La segunda le provocó una sonrisa.

Un despacho.

Felix se deslizó dentro, dejando apenas una pequeña hendija para oír si alguien se acercaba por el corredor. Estaba seguro de que Seungmin no había estado usando el Talismán de la Vitalidad a la hora de la cena. Si Hyunjin se lo había dado, entonces quizás estuviera en su dormitorio o en su oficina, en el cuartel general. Pero no podía revisar ninguno de los dos en aquel momento. Por lo menos, era posible que encontrara algo útil revisando la oficina mientras aguardaba, esperando que ambos Concejales se quedaran dormidos sin su ayuda.

Se acercó al enorme escritorio, rebosando de pilas de papeles y carpetas, una de las cuales se había desplomado sobre un teclado. Felix tomó la carpeta que se encontraba encima y examinó la etiqueta, luego la siguiente, revisando todas las pilas, buscando cualquier cosa que fuera útil. Pero todas parecían ser anteproyectos que el Consejo se hallaba considerando o ya había promulgado: proyectos sociales en curso alrededor de la ciudad, planes para construcciones futuras, acuerdos comerciales con naciones extranjeras. Se volvió hacia las gavetas, y encontró una llena de estadísticas e informes de índices de criminalidad de varios países. Cerca de la parte de arriba había una lista de las ciudades alrededor del mundo que tenían sindicatos de Renegados en marcha. Era una lista extensa. Felix la apartó a un lado y se volteó hacia un archivador junto a la pared. Dentro, había gruesas carpetas que trazaban los proyectos y planos para los cuarteles generales y otras propiedades operadas por los Renegados, desde detalles de sistemas de alarmas hasta permisos para la instalación de elevadores. Nada acerca del casco. Nada acerca del Agente N. De todos modos, no resultaba información desdeñable en absoluto. Sacó algunos documentos para revisar después y los colocó junto a la lista de sindicatos internacionales.

Siguió buscando, aunque presintió que su suerte y su tiempo empezaban a menguar.
Volteándose hacia las bibliotecas amuradas, examinó los lomos de enormes volúmenes de guías legales y manifiestos políticos, todos publicados antes de la Era de la Anarquía. En el estante inferior había un
puñado de álbumes de fotografías. Se sobrepuso a la curiosidad, azuzada por la posibilidad de ver adorables fotografías infantiles de Hyunjin y, en cambio, tomó una caja. Retiró la tapa y se quedó helado.

Un monstruo lo observaba malévolamente desde el interior.

Conteniendo el aliento, puso la tapa a un lado y levantó la hoja superior, donde habían dibujado una criatura, garabateada frenéticamente con crayón negro. El bicharraco en sí era una sombra amorfa que se extendía hasta los bordes del papel; solo había dos huecos en blanco donde debieron estar sus ojos.

Ojos vacíos e inquietantes.

El monstruo de Hyunjin.

Felix levantó el dibujo que había estado debajo. Otra ilustración de la criatura: una masa flotante de tinieblas. Dos brazos extendidos, casi parecidos a alas. Una cabeza protuberante, cuya única particularidad eran aquellos ojos vigilantes y estremecedores.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora