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Dread Warden suspiró, y sobresaltó a Hyunjin. Había olvidado que su padre
estaba aquí.

—No extraño esa edad —comentó, y uno de los sanadores le dirigió una mirada cómplice—. Doctor Grant, ¿podría examinar a Sketch cuando tenga un minuto?

—Estoy bien —respondió Hyunjin—. No quiero que pierda su tiempo revisándome. Concéntrese en Jisung y Yeji.

—Hyunjin… —empezó a decir Dread Warden.

—Lo digo en serio, papá, solo me salpicó un poco el agua de río; tampoco estuve a punto de ahogarme. No te preocupes —sonrió para darle mayor énfasis a sus palabras. Últimamente, había tenido suerte de no sufrir ninguna herida grave desde que empezó a trazar los tatuajes que lo imbuían de los poderes del Centinela. Lo último que quería era que un sanador advirtiera los curiosos dibujos estampados sobre su piel y empezara a preguntar acerca de ellos, especialmente a sus padres.

—Está bien —dijo Dread Warden—. Lleven a todos de vuelta al cuartel general —se volvió hacia los reporteros reunidos y el destello de sus cámaras—, y empecemos a pensar qué les diremos a ellos.

—¡Un momento! ¡Deténganse! —gritó Yeji a dos asistentes que conducían su camilla hacia una de las ambulancias. Se incorporó sobre los codos—. No iré a ningún lado hasta que alguien nos cuente lo que pasó. Hyunjin desaparece y nadie lo encuentra, aparece el Centinela, Espina consigue huir, ¿y ahora dicen que el Centinela podría estar muerto? ¿Y qué significa que Hyunjin se mojó con agua de río? —extendió los dedos hacia este, como queriendo sujetarlo y sacudirlo si estuviera más cerca—. ¿Qué estabas haciendo?

—Perseguía al Centinela, y después de que Espina lo arrojó al agua, estaba esperando para ver si volvía a la superficie —encogió los hombros. Se sentía aliviado de que esta vez sí sonara más creíble.

—Los pondremos al corriente de todo cuando los sanadores les den el alta —dijo Dread Warden. Chasqueó los dedos y enseguida cargaron en la ambulancia a Yeji y Jisung, que desaparecieron protestando dentro de la furgoneta.

—¿Felix? —llamó Dread Warden—. Me gustaría hablar en privado con Hyunjin. Si quieres, puedes ayudar a Minho y Tsunami a informar lo que pasó.

Él echó un vistazo al grupo y notó a Urraca entre la gente. Sus labios se fruncieron con desagrado.

—En realidad, será mejor que vaya a casa antes de que empeoren las noticias. Me gustaría contarle a mi tío la historia desde mi punto de vista antes de que la oiga de otra fuente —miró por última vez las prendas mojadas de Hyunjin, quien se irguió un poco más—. Yo… me alegra que estés bien —parecía casi incómodo al admitirlo—. Por un momento, nos asustaste bastante.

—Somos superhéroes —dijo él—. No estaríamos haciendo bien nuestro trabajo si cada tanto no asustáramos a la gente.

Felix no respondió, pero su expresión se suavizó antes de voltear e iniciar la marcha hacia el río. Hyunjin sabía que tenía que recorrer un largo camino a pie para llegar a casa, y estuvo a punto de llamarlo y sugerir que esperara. Quizás podían tomarse juntos una furgoneta de transporte. Pero las palabras no le salieron y, de todos modos, sabía que él declinaría la invitación.

La mayoría de las veces, Felix rehusaba la invitación. ¿Por qué insistir?

Sus hombros se hundieron apenas un poco.

—Hablando de ello… —dijo su padre.

Hyunjin giró hacia él. Dread Warden se quitó el antifaz negro del rostro y fue como si su padre se hubiera transformado. No era solo el disfraz. El cambio estaba en el relajamiento de su postura, la boca torcida con ironía. Allí donde había estado parado Dread Warden, el famoso superhéroe y miembro fundador de los Renegados, ahora solo se encontraba Seungmin Kim, padre atribulado.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora