•: C. 69 :• [26]

14 1 0
                                    

—¿Te dije que luces ridículo? —susurró JeongIn, ocultándose detrás de Hyunjin mientras se asomaba del otro lado de la esquina.

—¿En serio? —el Renegado descendió la mirada al traje de protección color blanco—. Para ser honestos, me siento un poco como un astronauta.

—Pues pareces un colchón de aire con patas.

Hyunjin lanzó una mueca por encima del hombro. Se daba cuenta de que JeongIn estaba nervioso. El chico siempre se ponía irritable cuando estaba nervioso.

—¿Estás listo?

—No —respondió In, tensando la frente—. Siento que estoy rompiendo las reglas. ¿Y si me topo con alguien? ¿Y si… los lastimo?

—Son las cuatro de la mañana —señaló.

—Por eso, podría haber personal de seguridad y unidades de patrullaje nocturnas yendo y viniendo, y a veces los sanadores entran temprano, y sabes que Felix siempre anda dando vueltas a horas extrañas, y…

—JeongIn —Hyunjin le dirigió su mirada más severa—, solo tenemos que llegar al elevador. Son literalmente… —calculó la distancia—… quince metros, y la costa está absolutamente libre. No nos encontraremos con nadie.

—¿Y si aparece alguien cuando salimos del elevador? Podrían sorprendernos. O, mejor dicho, nosotros podríamos sorprender a alguien…

—Nadie sorprenderá a nadie. Tenemos la planta chequeada, y las escaleras, bloqueadas. Estará bien.

—¿Qué dirían Chris y Seungmin?

Las comisuras de la boca de Hyunjin se torcieron.

—Estoy casi seguro de que lo entenderían —dijo, no queriendo revelar la sorpresa.

Movió nerviosamente los puños de cromo sobre la muñeca. Quería extender la mano y despeinar a In; se había acostumbrado rápidamente a poder exteriorizar su afecto, pero los gruesos guantes lo impedían. Era doblemente frustrante dado que no creía que necesitara el traje protector. Ahora tenía el tatuaje: debía poder acercarse a JeongIn sin problema. Pero los tatuajes seguían siendo un secreto que debía guardar, y lo último que quería era que ciertas personas empezaran a cuestionarlo acerca de ellos. Así que, por ahora, tendría que conformarse con el traje.

—Vamos —animó, abriendo la puerta del área de cuarentena.

Con la mirada preocupada, JeongIn empezó a seguir a Hyunjin, pero luego hizo una pausa. Turbo estaba mordisqueándole la tira de las sandalias.

—No, quédate aquí, Turbo —dijo, empujando a la criatura nuevamente hacia la diminuta orilla de la bahía.

Hyunjin volvió a mirar en ambas dirección, e hizo pasar a In por la puerta. Turbo permaneció donde estaba, con la cabeza a un lado mientras los observaba un instante antes de arrastrarse hacia su cuenco de comida.

La criatura comía tanto que Hyunjin empezaba a pensar que debieron haberla llamado Minho Jr.

Al cruzar el vestíbulo, las pisadas de sus zapatos golpetearon contra el puente colgante. Hyunjin alcanzó a ver la cabina de seguridad en la entrada de la puerta principal. De todos modos, habían dado instrucciones precisas al personal, y nadie se asomó para detenerlos mientras se abrían camino hacia el sector de los elevadores.

—Hoy no han hablado de otra cosa —señaló JeongIn.

—¿Hmm?

El muchacho señaló y Hyunjin siguió el gesto hacia uno de los monitores de televisión instalados en el vestíbulo. Reproducían una noticia, y aunque no había sonido alguno, el ícono de un recipiente de pastillas encima del hombro de la presentadora daba cuenta de la historia.

SUPERHERO   •   [Hyunlix]  •  ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora