Felix se acostumbró a la rutina en la Penitenciaría Cragmoor rápidamente. A
la mañana, no sabía la hora exacta, bajaban las celdas hasta la planta baja y, abrían las rejas una por una. Los guardias les gritaban a los prisioneros que salieran de sus celdas y formaran una línea. Siempre estaban gritando, aunque Felix solo vio reos completamente obedientes. Se preguntó por qué los guardias nunca se quedaban sin voz.
Luego, los hacían marchar fuera del pabellón hacia lo que llamaban instalaciones sanitarias, donde tenían noventa segundos para ducharse debajo de agua fría y sesenta segundos para lavarse los dientes y peinarse en frente de un lavabo. Una vez a la semana, recibían monos limpios. Luego, tenían veinte minutos para “estirar las piernas” en el jardín, aunque la mayoría de los reclusos permanecía en grupos cerca de la pared para evitar el lodo. Casi siempre llovía —un rocío frío y con neblina— e incluso cuando no llovía, el viento atravesaba sus monos como dagas.Felix no hablaba con nadie, no solo porque los guardias siempre estaban observando y tenía la impresión de que desalentaban las conversaciones en el jardín, sino también porque cuando se atrevía a acercarse a otro prisionero, siempre lo miraban con mala cara y le daban la espalda. No fueron necesarios muchos rechazos para que Felix decidiera que, de todos modos, era mejor que se mantuviera abstraído. No sabía de dónde se originaba el desprecio universal hacia él, tal vez era porque pensaban que le era fiel a los Renegados o tal vez porque sabían que era un villano que había fallado en derrotar a sus enemigos. No sabía si quería averiguarlo.
Se estaba acostumbrando a estar solo.
Después de la breve instancia de recreación, les servían su única comida del día dentro del comedor. Las mesas angostas y las banquetas estaban atornilladas al suelo y la cocina se ubicaba detrás de una pared de piedra, había solo una apertura angosta por donde deslizaban las bandejas con comida.
La calidad de los alimentos era exactamente lo que Felix había esperado. Es decir, no mucho peor de lo que consumió en los túneles la mayor parte de su vida. Casi todos los días el menú consistía en un trozo de pan duro, un vegetal irreconocible hecho puré, una patata al horno y pescado. Felix no sabía qué tipo de pescado, pero supuso que sería lo que el cocinero consiguiera a buen precio. Los domingos, si el prisionero había superado la semana sin ningún problema, también recibían una rodaja de queso. Luego volvían a enviarlos a sus celdas, unas dos horas después de haber sido liberados, para pasar el resto del día en solitario hasta que apagaran las luces.
Unos pocos prisioneros que habían estado allí el suficiente tiempo como para ganarse un poco de confianza eran enviados a trabajar a la lavandería o a la cocina. Al principio, eso parecía un castigo extra, pero no le tomó mucho tiempo a Felix reconocer que las largas horas de soledad eran mucho peor. Por primera vez en su vida, su inhabilidad para quedarse dormido se sintió más como una maldición que como un don. Qué no daría por poder pasar ocho horas menos cada noche solo con sus pensamientos arremolinados.
Y los días pasaron, monótonos e insoportablemente aburridos. Cada día, Felix esperaba ver algún signo de Ace, pero nunca estaba en el jardín o en el comedor. Asumió que estaba en confinamiento en solitario, pero cuando intentó preguntarle a otra de las prisioneras, la mujer lo miró como si le hubiera hablado en otro lenguaje y simplemente respondió: “Ace Anarquía
está muerto”.Felix esperaba que eso significara que estuvieran manteniendo en secreto la captura de Ace y su confinamiento y no que hubiera llegado aquí… ya muerto. No podría soportar eso. No después de todo lo que sucedió. Con su sanidad apenas intacta, pensó que sería mejor no preguntarle a nadie más, incluso si solo era un signo patético de autopreservación. Sencillamente, no podía soportar más pérdidas.
En el decimoséptimo día de su reclusión, Felix estaba en frente de los lavabos con la boca llena de bicarbonato de sodio y espuma mientras se lavaba los dientes, intentaba ser lo más riguroso que podía en el tiempo asignado. Los músculos en su espalda en donde habían inyectado el rastreador, finalmente dejaron de doler. Estaba haciendo su mejor esfuerzo por apreciar estas pequeñas cosas, cuando, por primera vez desde que había llegado, hubo una alteración en su rutina. El director entró en las instalaciones sanitarias y habló en voz baja con uno de los guardias. Fue tan inusual alejarse de su rutina que todos los reclusos se congelaron. Luego, la atención del guardia se posó sobre él, encontró la mirada de Felix en el espejo sucio.
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SUPERHERO • [Hyunlix] • ADAPTACIÓN
FanfictionEncontrar amor donde buscaba venganza... Encontrar venganza dónde una vez hubo amor... Felix decidió unirse al equipo de sus rivales con un único objetivo en la mente: Vengarse.