Todos fuimos héroes al final.
Por lo menos, eso era lo que le gustaba decir a la gente.
Que, en su humilde opinión, no era más que basura.
Extrañaba los días en los que el Desfile de Renegados significaba algo real. Cuando la gente observaba las carrozas y se sorprendía por lo que representaban. Dones y habilidades que eran verdaderamente extraordinarias. Poderes demasiado grandes para ser cuantificados. En la época en la que la palabra superhéroe era más que un elemento publicitario.
Eso fue antes de la “Supernova”, como la habían llamado.
Primero, el mundo había estado escandalizado por el regreso del mayor supervillano de todos los tiempos. Pánico y terror en masa, la prensa repitiendo una y otra vez que era el fin del mundo. Y luego… la destrucción colisionó con la creación. La devastación encontró el renacimiento.
Repentinamente, todas las personas y hasta sus madres tenían superpoderes. Fue el final del heroísmo que él había conocido, lo que era bastante triste considerando que no había estado muy impresionada por el heroísmo en primer lugar.
Este año, el Desfile de Renegados tenía un aire distinto. En vez de ubicar a los miembros del Consejo y sus colegas en un pedestal, era para celebrar a todos los prodigios, todos los dones, extraordinarios o no. Estaba repleto de una energía animada y de personas diciendo cosas como: “¡Ahora todos pueden ser superhéroes!”, entre las otras tonterías que se creyeran estos días.
El espectáculo seguía siendo impresionante. Las carrozas estaban decoradas con llamas, hielo, rayos y fuegos artificiales, torres de agua suspendidas en el aire, objetos desafiando la gravedad y en el centro de todo ello estaban los prodigios: los motores que hacían que todo funcionara. Descartaron las carrozas de los villanos, ahora eran consideradas irrespetuosas y ordinarias. No estaba completamente segura de a quién debían respetar ahora.
¿A los Anarquistas? ¿A las bandas de villanos? ¿Al propio Ace Anarquía?
Por favor.
En cambio, las carrozas de villanos habían sido reemplazadas por los guerreros que habían perdido: Blacklight, la Abeja Reina, incluso al idiota del Titiritero, lo que era una gran ironía considerando que él mismo había atacado el mismo desfile un año atrás. Hasta había una carroza con una estatua dedicada a Kim Taehyung.
Su corazón sí se sobresaltó al verla, pero nunca se lo diría a nadie. Increíble, puede que Taehyung fuera un nerd ridículo, pero merecía algo mejor que ser agrupado con estos matones.
Observaba desde la multitud, a los empujones, de brazos cruzados y fulminando con la mirada a cada carroza que pasaba.
¿Qué se suponía que estaban celebrando?
¿La idea de que todos se habían transformado de civiles indefensos a valientes superhéroes?
Era ridículo.
Entonces, ¿qué festejaban?
¿La segunda caída de Ace Anarquía? ¿La gran igualdad?
¿El regreso a la mediocridad?
Nadie más parecía comprenderlo todavía, pero ella sabía que pronto lo harían. Los hechos eran ineludibles.
Si todos son especiales… entonces nadie lo es.
Una carroza dobló por la esquina y ocasionó un coro de chillidos ansiosos. El Consejo, claramente, seguía siendo la figura política de siempre. Sin Blacklight, su carroza carecía de cierto encanto: ya no había luces
estroboscópicas, chispas ni fuegos artificiales. Más allá de eso, no había cambiado mucho.
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SUPERHERO • [Hyunlix] • ADAPTACIÓN
FanfictionEncontrar amor donde buscaba venganza... Encontrar venganza dónde una vez hubo amor... Felix decidió unirse al equipo de sus rivales con un único objetivo en la mente: Vengarse.