Willow:
Era demasiado lo que pretendía que podía comprar, negué con la cabeza pero la señora Nahir se encargaba de ir escogiendo todo lo que me podía servir. Me acerqué a un vestido super hermoso, era para dar un infarto a cualquiera.
Nahir: Es hermoso.
Miré hacia la etiqueta del precio, lo cubrí pasando de ello, me fui por otro lado cuando ella lo bajó de la estantería donde estaba.
Nahir: ¿No te agrada?
La miré sonriendo, asentí con la cabeza al ver que ella estaba tan ilusionada con el vestido en mano.
Willow: si, se le verá hermoso.
Nahir: ¿A mi?
Negó con la cabeza sonriendo, se acercaba a mí dejando sobre mi cuerpo el vestido. Ella me miró de una manera que parecía fascinarle la idea, sostuve su mano negando con la cabeza, con lo que ya había elegido era más que suficiente, no necesitaba tanta ropa y menos al no ser mi dinero.
Nahir: Máximo quedará feliz al verte en este vestido.
Willow: No ¿Cómo cree señora?
Bajó el vestido rodando los ojos, sus expresiones me mataban de risa, hasta el momento me daba cuenta que para nada era una mujer pretenciosa ni egocentrista como la Mavie, por el contrario, demasiado amable y gentil.
Nahir: Nahir, llámame por mi nombre, créeme no es tanta la diferencia entre tú y yo.
Willow: No, usted es la señora y dueña del hospital y la miro con respeto.
Asintió sonriendo, se acercó demasiado.
Nahir: solo dime Nahir.
Tragué saliva al escuchar la manera tan tajante que lo hizo, me entregó el vestido, la verdad estaba demasiado bonito, pero a diferencia de mi, le quedaría mucho mejor a ella.
Nahir: Pruébatelo.
Willow: Nahir, es mucho, en verdad. Además es muy caro.
Nahir: Máximo lo paga, esa tarjeta tiene para que te compres lo que quieras.
Willow: No quiero aprovechar.
Bajé la mirada, no me gustaba tomar algo que no me pertenecía, además Máximo me la dio con confianza, no era para derrochar como lo hacía Nahir con todo lo que se había comprado.
Vendedora: ¿Puedo ayudarles?
Nahir: Los probadores, se lo va a probar mi amiga.
“Amiga”, un término que no podía usar con cualquiera, apenas y nos estábamos conociendo, no me daba la impresión que Nahir tenga amistades como una simple camarera o una simple asistente.
La vendedora hizo seña que la acompañara, ella levantó algunos de los vestidos que había escogido para ella, tenía hasta los míos. Entramos en un apartado donde habían los cubículos nos esperaba otra vendedora con unas copas en mano, nos sonrió entregando a cada una, Nahir la tomó dando un ligero sorbo, sostuve la mía dando un sorbo, no era de beber mucho pero la ocasión lo ameritaba. Le dimos un choque suave a las copas, la vendedora tomaba los vestidos metiendo en cada cubículo. Nahir, sin espera se bebió toda la copa, sonreí al ver que la dejó en la mesita caminando hacia el probador. Esperé sentadita a que ella fuera primero, quería ver lo bien que se le miraban los vestidos.
Respiré profundamente cuando salió con el primero. Me quedé con la boca abierta, se veía deslumbrante y eso que ni estaba preparada para la ocasión, se miraba sin pudor frente al espejo.