Maximo:
Me había quedado ese peso de encima en hablar con la verdad a Willow, aunque en todo el camino ella no dijo ni una sola palabra, prefería que sea ella quien se tomara su tiempo en procesar todo de lo que se había enterado.
Nana: Señor el niño tiene que comer.
Lo arrullaba con mucho cuidado, era un bebé demasiado tranquilo, con la paz y tranquilidad de su mamá. Rodé los ojos en pensar en que Willow era tranquila, claro que es sus momentos de molestias sacaba su lado más intranquilo. Dejé un beso en su mejilla, él se removió esbozando una pequeña sonrisa… se lo entregué con el cuidado de no despertarlo.
Máximo: ¿su mamá?
Nana: Pasó hace un rato, le dio de comer y lo dejó dormidito.
Asentí con la cabeza pasando mi mano sobre su cabecita, se veía muy fuerte y ya tomaba más cuerpo, sonreí dejando sola a la nana con él. Salí de la habitación encontrándome con mis hijas, me puse a su altura viendo a Fiorella y a Deani con esa sonrisa de complicidad. Deani se acercó entregándome una pequeña carta.
Máximo: Le escribes a papá.
Negó con la cabeza divertida. Entrecerré mis ojos mirándola, la atraje hacia mi viendo a Fiorella que miraba hacia abajo.
Máximo: ¿Qué sudece?
Fiorella: lee la nota papá. Ashh.
La impaciencia de estas pequeñas se la habían optado a Willow, si que les enseñaba muy bien. Deani se acercó, reposó su pequeña manita sobre mi mejilla dejando una suave caricia, sostuve su manita dejando un beso en su mano.
Abrí la nota empezando a leerla: “Te espero en el área de la piscina”…
Sonreí volviendo a cerrarla, las dos daban un pequeño bailecito de un lado y del otro de sus cuerpos, levanté la mirada encontrándome a Sharon que venía por ellas. Me incorporé mirándola.
Sharon: Ya es muy tarde niñas. Papá y mamá tienen que hablar.
Guardé la nota en el bolsillo de mi pantalón, ellas corrieron hacia Sharon, las sostuvo de la mano pero Fiorella me miraba desafiando, levantó sus dos deditos señalando sus ojos en forma de advertencia que todo lo veía.
Fiorella: Willow te espera papá.
Deani: Creen otro bebé.
Negué con la cabeza, si que me sorprendían estas pequeñas, con el paso del tiempo me daba cuenta que han madurado a temprana edad, unas niñas muy despiertas y preparadas de cualquier situación.
Sharon: Ve que te esperan.
Máximo: Descansen.
Asintieron, cada una me mandó un beso volado, hice seña que los atrapaba llevando hacia mi corazón. Esperé en ver que entraran a su habitación, exhalé una buena bocanada de aire, bajé las escaleras tomándome mi tiempo, ahora era Willow la que quería hablar, después de lo sucedido, esperaba que se haya calmado y escucharla ante sus deseos y lo que quería. Estaba para escucharla y someterme a las decisiones que tomara.
Miré por ambos lados. Los de seguridad estaban custodiando la entrada, saludé con la cabeza, ellos respondieron, en este lugar podían estar tranquilas en todo momento. Sinceramente no sé que haría sin una persona como Sharon que cuidaba a todos los niños con mucha dedicación y paciencia, había que decirlo, no era fácil tener un jardín de niños, aunque en esta villa solo estaban mis hijos, Sharon acudía constante hacia los demás, era la abuelita perfecta, dedicando su tiempo a cada uno sin importar edades. Roberto y Sharon, los consentían y brindaban el amor que tenían de sobra.