Keila:
Respiré profundamente al ver el interior de mi departamento, encendí las luces, negué con la cabeza de la nueva oportunidad que había tomado en manos de Máximo, arrojé las llaves en la mesita cerrando la puerta. Miré hacia donde cayeron las llaves, las fotos con Darío, con mis amistades. Lo que tendría que dejar y no había vuelta atrás. Sostuve entre mis manos uno de los retratos, sonreí dejando caer unas lagrimas.
Keila: Tanto por nada, siempre has amado a Willow y nunca tuviste los pantalones para hablarme con la verdad.
Rosaba mis dedos sobre el rostro de Darío. Muchos recuerdos que marcaban mi vida. Suspiré con dolor de saber que ya no tenía nada que hacer en este lugar. Mi ciclo había terminado y mejor ahora a seguir haciéndome daño por un amor no correspondido. Dejé el retrato caminando hacia en medio de los sillones, dejé mi bolso reposé mi espalda en el respaldo del sillón mirando hacia el techo.
Keila: si supiera que tendría una oportunidad contigo, te diría que te fueras conmigo.
Negué con la cabeza, hasta yo misma sabía que no hay oportunidad cuando la otra persona solo no quiere estar. Me removí mirando hacia mi bolso, lo sostuve buscando mi bolso, al menos quería despedirme y nada mejor que solo con una llamada, dejar todo por terminado y tener presente que mi nueva vida en Suiza sería un logro que lanzaría mi conocimiento al máximo, no negaba que aprendí del mejor, de los mejores por que no decirlo así, siempre la señora Nahir, la doctora Siena, el señor Máximo y hasta Darío me enseñaban cuando las dudas no eran aclaradas.
Miré el móvil, buscaba el contacto de Darío, aparté mis lagrimas que ya cubrían mis mejillas. Tenía frente a mi el contacto de Darío, cerré mis ojos con fuerza, que difícil era sentir algo por alguien y para ese alguien ni siquiera existiera. Abrí los ojos dando al botón de llamada. Miré la hora eran apenas las 8: 45 pm. Tomé mi bolso sacando el ticket de mi vuelo. Negué con la cabeza, rogaba que hubieran esperanzas…
Llamada:
- Hola.
- Hola Darío. ¿estarás de guardia?
- Si, apenas voy llegando.
- Espero como cada guardia sea buena.
- Eso espero, al menos se han calmado los asesinatos de las menores, ahora solo damos resultados de decesos por enfermedad.
- Me parece bien.
- ¿Cómo estas?
- Bien Darío, pero quería…
- Permiteme…Quedamos en completo silencio, no faltaba mucho para su entrada, de seguro checaba su entrada y no atrasarse.
“Acceso correcto”
Sonreí algo con gracia, conocía como era Darío que le gustaba llegar antes de de su horario, por si había algún incidente o motivo que lo atrasara.
- Ahora si… que querías decirme Keila. ¿Dónde estás?
- En mi departamento, prepararé mis maletas.Un gran silencio se hizo demasiado eterno, podía escuchar si acaso su respiración.
- ¿Por qué maletas?
- Me han dado la oportunidad de una nueva plaza en Suiza.
- ¿Cómo? ¿Por qué? Eres un buen elemento.
- Por eso me la dan.
- Pero Máximo debe enterarse, ¿decisión de quien fue? El señor Santino, la señora Nahir, ¿acaso es por lo sucedido con ellos?
- No, fue le mismo Máximo que lo decidió por voluntad propia y como no hay nada que me retenga en este lugar accedí.
- Keila… por favor… no me gustaría que por mi culpa dejaras tu empleo aquí. No dudo que lo vas hacer bien allí, pero aquí igual te necesitamos, haces bien el trabajo.
- Darío… hay cosas que se salen de mi mano, no puedo enfrentar el daño que poco a poco me estoy haciendo en amar a alguien que no lo valora.
- Keila, hablemoslo, quizá hay cosas que podemos mejorar. Eres.. eres parte de mi vida.
- No, no lo soy. Solo soy tu opción.
- Keila, sé que las cosas no se han dado como queremos, pero podemos intentarlo.