Willow:
Me sentí algo nerviosa además que con todo el cuerpo adolorido de tantas horas de viaje, claro que con Nahir y Valentina fue menos pesado el vieje, aunque ellas parecían tener todo el tiempo de que hablar mientras que solo escuchaba con mucha atención sobre los nuevos eventos y todo lo nuevo que este reconocimiento del ensayo le tenía para el hospital. Ahora será uno de los hospitales más importantes donde las posibilidades para muchas personas se podían hacer realidad.
Máximo empezó aparcarse, la nieve estaba hasta el tope, claro que el camino a esa enorme villa era impresionante, todo perfectamente limpio y despejado. Me levanté un poco del asiento al ver este enorme lugar, en mi vida había estado en un lugar como este y menos de lo grande que era.
Mordí mi labio inferior mirando hacia Máximo con esa encantadora sonrisa, parecía que hasta sus ojos tomaban vida por si solos, ¿Cómo no tener ese brillo especial? Vería a sus hijas y prácticamente a toda su familia.
Máximo: Te va a gustar mucho este lugar.
Asentí con la cabeza, no lo había visto por dentro, pero lo de afuera me quedaba sorprendida en que existan lugares así. Se bajó cerrando la puerta, pasó a la de atrás tomando un abrigo y una gabardina que se iba poniendo.
Mi mirada estaba en todos los hombres que estaban en la puerta, caminaban de un lado y del otro, demasiada seguridad para mi gusto, aunque claro ellos siendo personas muy importantes tenían que resguardar el cuidado. Desabroché el cinturón cuando abrió la puerta, el intenso frío era demasiado, él pasó el abrigo por mi espalda, estiré mis manos metiendo en cada manga, me ayudaba a ponérmelo.
Willow: ¿Por qué hay tanta seguridad en este lugar?
Máximo: ¿Recuerdas quienes son Valentina y Daemon?
Asentí con la cabeza, lo miraba buscando las respuestas en esa mirada, sabía que Valentina y Daemon pertenecían a una de las mafias muy peligrosas de nuestro país, aunque no fuera un tema a tratar jamás con ella, no quería terminar siendo picadillo o estar como esas menores sin vida.
Máximo: Nahir y Santino igual lo son, solo que ellos se rigen por otro giro que es la conspiración.
Willow: ¿Cómo es que los tienes como socios del hospital?
Sonrió reposando sus manos en el asiento… me miró causando una fuerte electricidad en mi cuerpo, este hombre solo con mirarme dejaba mi cuerpo sin voluntad. Ellos ya iban entrando a la entrada de la villa, Santino y Daemon señalaban a los alrededores, de seguro daban indicaciones de no dejar pasar a nadie.
Máximo: Son mis amigos, son mi familia. Sus hijos y mis hijas son una familia. Quizá no de sangre, pero la convivencia los ha hecho crecer como familia. Todos son tíos, y todos son primos.
Asentí con la cabeza, me tomó de la cintura bajándome, mis pies se hundieron un poco, gracias a las botas que tenía no se sentía que se congelarían.
Vi que ellos ya entraban, los hombres pasaron junto a nosotros.
Hombre: Señor.
Máximo: Que tal.
Seguí al hombre con la mirada, no lo quería perder de vista me sostuve del brazo de Máximo al tropezar un poco y ver que esos hombres tenían armas a sus lados.
Willow: ¿Armas?
Máximo: Nuestros hijos siempre pueden estar al asecho, aunque este lugar es piso federal y nadie, absolutamente nadie puede entrar ni volar por encima.
Levanté mi mirada hacia el cielo, se veía un clima espectacular, no sé, como que este momento se prestaba para algo romántico, pero imposible. Nos acercamos a la entrada cuando dos hermosas rubias salieron corriendo, solté de inmediato a Máximo, él me miró pero me aparté un poco, ellas eran las hijas de Máximo y la que estaba de sobra era yo.