La Princesa.

Madre e hija

Alexa:

Le pido a uno de los choferes que me lleve a la dirección que me dio la tía Agnes, reconozco el sitio en cuanto llegamos, recuerdo haber visitado a mamá durante mi niñez tras la muerte de el tío Santiago, ahora caigo en que esos meses que pasamos separadas fueron a causa de una crisis. Es una casa de seguridad con un equipo psiquiátrico especializado, al ingresar me piden que entregue las armas que lleve conmigo y me indican que hay un limite que el guardia que me acompaña no puede cruzar, así que le doy la orden de permanecer atento a cualquier movimiento sospechoso, la mujer que me recibió me guía por un pasillo hasta lo que parece un consultorio.

—Doctor Castellanos, la señora tiene una visita— le indica cuando abre la puerta para darme el paso.

—Buenos días doctor, soy Alexa Tylor, vengo a ver a mi madre— me presento con él.

El hombre alza la vista y se para para darme la mano y presentarse, es un hombre de aproximadamente unos 50 años, tiene unos ojos azules que resultan atractivos, aunque luce mayor parece muy bien conservado.

—Es un gusto volver a verla señorita Alexa, la última vez que la vi era tan solo una niña— me indica que tome asiento en la silla que esta delante de su escritorio.

—Me habría gustado que el rencuentro fuese en circunstancias diferentes— digo apartando la silla para sentarme — Mi tía me dijo que necesitaría su autorización para ver a mi madre—

—Más que una autorización, necesitamos repasar las reglas de convivencia con la paciente— me explico — Su madre aún no se encuentra del todo estable, y es importante controlar el ambiente que la rodea, evitar detonantes que puedan provocarle crisis, principalmente usted— 

—¿Cree que puedo significar un riesgo para ella, o que intentaré provocarla?— digo algo indignada.

—No me malinterprete, no se trata de que usted tenga la intención de provocarla, se trata de lo que su madre sentirá y como reaccionará a ello, tras lo que le hizo a usted, manejar la culpa a sido uno de sus mayores problemas en terapia— recordar ese día hace que un escalofrío recorra mi espalda, pero lo oculto con facilidad.

—Entiendo, ¿Algo más que tenga que saber para poder verla?— intento apresurar esto.

—Es importante que en todo momento este alerta con los cambios en el comportamiento de su madre, igualmente yo estaré observando en la distancia en caso de que sea necesario que intervenga, no puede dejarle ningún obsequio con el que pueda hacerse daño, en la entrada se supone que revisaron que no llevara objetos peligrosos, pero siempre es bueno recordárselos, le recomiendo guardar cierta distancia, por seguridad, por lo menos en lo que ella se adapta a su presencia— asiento a todas sus indicaciones — Bien, ahora que conoce las reglas básicas, acompáñeme— 

Salgo de su oficina detrás de él, recorremos un extenso pasillo y pasamos por 3 puertas de seguridad con varios hombres vigilando, al entrar por la última puerta veo un jardín extenso, al centro hay una sombrilla con una mesa y dos sillas, en una de ellas se encuentra mi madre.

—Adelante, estaré aquí si necesitan algo, y la señorita las atenderá— dice señalando a una joven del otro lado del jardín.

Camino hacía mi madre, y por la forma en que acomoda su postura, sabe que hay alguien nuevo en su entorno, sin embargo no se da la vuelta, sigue enfocada en su lectura, hasta que tomo asiento en la silla delante suyo.

—Hola madre— intento repasar en mi cabeza todo lo que se suponía que había practicado para decirle, pero es inútil.

—Alexa...— sus ojos al verme se humedecen pero no llora— Me da tanto gusto verte—

—A mí también, me haces mucha falta— digo intentando no llorar.

—Oh mi niña— deja su libro a un lado y toma mis manos entre las suyas para besarlas— Debió haber sido muy difícil para ti todo este tiempo—

—Un poco— me aferro a sus manos y al observarla con más cuidado, veo el cansancio en su mirada, pareciera que es una mujer completamente diferente a la que he conocido toda mi vida— Pero ya estoy aquí contigo, eso me hace sentir mucho mejor—

—Creí que jamás volverías a mirarme de esa forma— sus ojos están llenos de dolor y no logro entender su pregunta.

—¿De que forma madre?— pregunto confundida.

—Con amor, ¿cómo puedes mirarme así después de todo el daño que te he hecho?—

—¿Tú aún me amas?— le pregunto y ella asiente.

—Con mi alama y mi vida entera— 

—¿Cómo no amarte entonces con la misma intensidad que me has amado toda la vida?— esta vez quien besa sus manos soy yo y ella acaricia mi mejilla.

—¿Cómo han estado tus hermanos?— me pregunta cuando volvemos a acomodarnos en nuestro lugares mientras con una señal le indica algo a la chica.

—Cada uno lleva la situación actual lo mejor que puede, pero nos mantenemos unidos, como nos enseñaste— la chica se acerca con una charola y deja una taza de té para cada una, así como un plato con algunos postres  — Evan esta ahora de viaje en Corea, están llevando acabo la boda tradicional—

—Me habría encantado estar ahí acompañando a tu hermano, pero sé que Yang Mi cuidará de él como alguna vez cuido de ti— 

—Estoy segura de que lo hace madre—

—Sabes, soñé con Adria— hasta ahora no habíamos hablado de ella — Con la primera vez que la sostuve en mis brazos, fue tan real que por días me negué a aceptar su muerte—

—Yo aún no puedo aceptarla— le soy sincera y me ve con ternura.

—Por supuesto que no, tú la amabas demasiado—  dice mientras deja su taza en la mesa y me da una sonrisa llena de tristeza— Pero tienes que hacerlo mi vida, yo mejor que nadie conozco la forma en que la negación puede consumirte y hacerte perder la cabeza, no dejes que eso te ocurra por favor, tú eres más fuerte de lo que yo lo fui en el pasado y de lo que lo soy ahora— hizo una breve pausa mientras parecía luchar con lo siguiente que iba a decir— Necesito pedirte que no permitas que esto destruya a Patrick, créeme, la esperanza es aún más peligrosa que el dolor, porque una vez que se pierde llega la resignación y esta puede acabar con todo a su paso—

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Con amor Valeria Juárez ❤️