La Princesa.

Elegirte

Amír :

Alexa estaba dándose una ducha en su habitación mientras que yo estaba recostado en su cama, intentaba que mi cuerpo se relajará después de lo que había pasado hoy.

Durante años escuche a mi madre hablar acerca de los hermanos de Alexa y siempre me recordaba lo letal que era el menor de los varones, pero hasta el día de hoy nunca entendí la magnitud de lo que hablaba, aquel día que los vi luchar jugando en el bosque, no estaba ni cerca de lo que él era realmente capaz.

Aún era incapaz de sacar aquellas imágenes de mi mente, la forma en la que no solo asesinaba si no que jugaba con sus víctimas, era aterradora, y ni siquiera parecía hacerlo por venganza, era más una especie de placer para él que un trabajo.

—Amír...— volví a la realidad cuando las manos de Alexa se posaron sobre mi espalda.

—Perdona, no te escuche salir— me gire haciendo que ella quedara sentada sobre mis piernas y sus manos en mi pecho.

—No te preocupes, a todos les ocurre lo mismo la primera vez que trabajan con Patrick — sus manos jugueteando sobre mi abdomen eran un gran distractor.

—Me gustaría decir que no me resultó perturbador, pero realmente lo fue, sin embargo no es nada que no pueda manejar — detuve sus manos con las mías antes de que hubiese una reacción que pudiera incomodarla.

—Me alegro de que regresaran a salvo— subió un poco más sobre mi cintura hasta dejar sus rodillas a la altura de mis costillas.

—Te dije que todo iría bien— lleve mis manos y las suyas a sus muslos.

—Gracias, por elegir quedarte a mi lado— me senté para quedar cerca de ella y tome su rostro en mis manos.

—Lamento haber tardado en volver, pero ahora estoy aquí y no pienso irme— sus ojos se humedecieron y por primera vez me atreví a hacerlo, la acerque a mi y deje un beso sobre sus labios.

La sensación de sus labios sobre los míos fue mágica, eran suaves y tenían un sabor algo dulce, parecía que se había puesto algún bálsamo que los hacía sentirse demasiado deliciosos, ella profundizó el beso y llevó sus manos a mi nuca, la abrace por la cintura acercadola más a mí mientras ella aún me besaba con ternura.

—Te amo— le dije en la primera pausa.

—Te amo más — su frente sobre la mía mientras nuestras respiraciones se combinaban había sido algo con lo que hasta ahora sólo había podido soñar.

Ella volvió a besarme pero esta vez con mayor intensidad, mientras sus uñas recorrían mi nuca hasta llegar a mi espalda, dejando un camino de ligero escozor a su paso, sin darme cuenta un sonido gutural hizo vibrar mi pecho y ella entorno sus piernas al rededor de mis caderas, su pecho jadeante se comprimía con el mío.

La reacción de mi cuerpo no tardo en hacerse presente mientras recorría su abdomen con mis pulgares por debajo de su blusa, ella llevo su mano por mi abdomen hasta tocar mi adolorida erección.

—Alexa...— su nombre escapo de mi boca de forma ronca y vibrante.

—Tranquilo, yo me haré cargo— dijo mientras besaba mi cuello.

Un gemido suplicante la hizo comenzar a mover su mano para cubrirme por completo mientras con la otra se deshacía de mi ropa, a la par que yo comenzaba a deshacerme de la pijama que llevaba puesta.

Unos golpes en la puerta llamaron nuestra atención, pero al ver que ella no se detenía continúe en silencio con mi trabajo, lleve mi mano a su sexo y comencé a masajesar en círculos, esto la hizo clavar sus dientes en mi hombro buscando contener el gemido que le generaba el placer que la humedad en su ropa evidenciaba.

—¿Quién es?— dije al ver que volvían a tocar la puerta.

—¿Se encuentra la señorita Alexa?— era Silvia del otro lado de la puerta.

—Esta bañándose— dije mientras introducía el primer dedo y los ojos de Alexa se enfocaron en los míos, mientras aumentaba su ritmo haciendo que deseara tomarla en ese momento.

—Vine a informarle que la señora Agnes esta aquí — estaba seguro de que ella esperaba que le abriera la puerta, hasta ahora me había dejado de forma implícita bastante claro que ella era superior a mi en esta casa, pero esta vez podía irse al carajo, estaba ocupado en algo demasiado importante como para considerar los rangos.

—Dile que la lleve al despacho y que le diga que iré en seguida— Alexa me susurro al oído para después morder mi lóbulo.

—Alexa me pidió...— mi voz se corto cuando Alexa comenzó a juguetear con la punta asi que en respuesta introduci un dedos más y luego otro haciéndola comenzar a moverse en busca de más— Que si llegaba antes de que ella saliera de la ducha, la llevaras al despacho y le dijeras que no tarda en ir—

—Entiendo...— espere a escuchar sus pasos alejarse para estar seguro y entonces saque los dedos humedecidos y los lleve a mi boca para probar su sabor.

—¿Por qué?— pregunto jadeando mientras sus ojos desprendían una indignación total.

—Tu tía esta aquí, debemos darnos prisa— la cargue y recosté en la cama.

—Esta bien, podemos hacerlo, me preparaste bien para tomarlo— dijo tomando una vez más mi erección con su mano.

—No, así no será nuestra primer vez— me negué, le daría algo mejor que esto para nuestra primera noche juntos.

—Pero...— creía que lloraría por la frustración pero antes de que eso pasara me agache entre sus piernas.

—No soy tan cruel Lex— dije mordiendo el interior de uno de sus muslos, intento cerrar las piernas pero las sostuve con ambas manos.

Comencé a jugar con mi lengua sobre su sexo para después succionar y lamer una y otra vez, ella gemia por lo bajo intentando contenerse lo cuál me frustraba un poco así que comencé a bajar el ritmo.

—¿Qué ocurre?— dijo agitada caundo me levante hasta quedar a la altura de su rostro.

—No quiero que te importe si te escuchan o no, quiero que lo disfrutes— dije cerca de sus labios, cuando iba a besarme volví a bajar hasta su seno para tomarlo con mi boca mientras pellizcaba y estiraba el otro con mi mano.

—¡Amír!— escucharla gemir de esa forma mi nombre me éxito aún más.

Con la mano libre comencé a jugar con su sexo, dejando que mi pulgar la ayudara a llegar al clímax, una vez su respiración se intensificó y supe que iba a terminar deje libre su pecho para tomar todo su placer con mi boca, y dandome placer a mi mismo con la mano que contenia su humedad, el sabor era tan dulce que no deje de lamer hasta asegurarme de que ella hubiese terminado por completo, y junto a ella acabe yo.

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Con amor Valeria Juárez ❤️