Broken

C i n c o

Y ahora estoy dentro del departamento mientras mi, ahora, ex novia prepara café. 

—¿Qué haces aquí? —pregunta con tanta amabilidad que me da miedo.

—Es que...

—Dilo... —suspiro— es sobre nuestro final ¿Cierto?

—Sí... dime... ¿Cuál fue mi error? Porque le he dado vueltas toda la noche a esa pregunta y no sé qué contestarme.

Me mira entre una mezcla de ternura y dolor, como si hablar de ello le quebrase el alma.

—No eres tú, Pablo, fui yo.

—No me des esa patética excusa. Sea lo que sea dímelo.

—Es la verdad...

—No. Me niego a que sea eso. Sé que tuve mis errores, sé que no estuve cuando más me necesitabas, sé que no te cuidé, sé que quizás hay alguien más. Y odio eso, porque significa que no soy tan especial como tú me solías decir —contengo mis lágrimas. Ya basta de ser el chillón romántico.

—No es eso. Simplemente, no sé cómo vivir así... no sé cómo lidiar con tu fama. No te pediría que renuncies porque esto es tu vida, pero por favor no digas que no fuiste especial —cierra la boca.

—Fui... entonces ¿Hay alguien más?

—No... yo...

—Que idiota... creí que estarías mal por haber terminado pero creo que ya estás con otro y sólo estabas esperando a que volviera para finalizar nuestro relación.

—Pablo yo...

—No importa... siempre termino siendo el imbécil.

Sin decirle más, voy hacia la puerta y doy un portazo tan fuerte que creí que los muros se derrumbarían. 

Creí que era una buena mujer. Pero simplemente espera darme el tiro final e irse con otro. Es que soy tan idiota.

Soy el de la mala suerte.