V e i n t i s i e t e

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—No... no hace calor —susurra mientras el camina a la cocina.

—¿En serio? —saca un par de sodas del refrigerador y regreso a sentarme frente a mí.

—Por supuesto que no y no debiste haber hecho eso —regaña.

—¿Por qué? Te iba a demostrar que no es fácil andar desnudo y con una pizza justo en el momento en que alguien toca la puerta.

—No necesito una de tus "clases demostrativas" —gruñe y sonrío por el efecto que provoco. No sé qué tiene ella pero me atrae... es como si el dolor que sentía por Claudia desaparecieron la noche que pasé con Melissa.

Mi ex ya casi no ocupa mis pensamientos y estos están dirigidos a lo que amo, a la música, pero también a... ¿Mi amiga?

—Puede ser... —ladeo la cabeza— pero quizás necesites una compensación por el daño que provoqué.

—No nos volveremos a acostar —responde agresiva.

—Me encantaría recordar cómo fue que te mordisquee el cuerpo.

—Sigue siendo un idiota.

—Ya dije que puedo ser lo que tú quieras.

—De todas formas... mis amigas me van a presentar a sus amigos. Quizás, con algo de suerte, encuentre un buen novio que me quite la mala experiencia de mi primera vez borracha —me acerco lentamente a ella, las respiraciones de ambos se mezclan y siento su cuerpo temblar.

—Llama las cosas como son...

—No te acerques más... —advierte nerviosa.

—Bueno... me alejo pero antes —atrapo su rostro con mis manos y pego sus labios a los míos.

—¡Imbécil! —grita al soltarse— deja de comportarte así.

—¿Por qué?

—Porque no tienes que ser un cretino para conquistar a una chica, ya te lo he dicho.

—Y yo estoy haciendo caso a tus consejos, lo que pasa es que... sentí ganas de ser así contigo. Me gusta hacerte enojar —me alejo de ella y miro el reloj— será mejor que te quedes a dormir, es muy tarde y es peligroso para una chica tan linda como tú.

—¡Por supuesto que no! ¡Me voy a casa!

—Melissa... —resoplo.

—Ya dije —se levanta y camina hacia la puerta —mañana hablamos.

—Bien... al menos deja que me despida de ti.

—Vale —me acerco y en vez de ir directo a ella, me coloco a sus espalda y amarro su cintura con mis brazos— ¡Qué haces idiota!

—Llevarte a donde dormirás —la cargo como si fuera un saco de papas.

—Suéltame —grita. Entramos a la habitación y la deposito en el colchón, pero tropiezo con algo y caigo sobre ella. Me mira miedosa...

—Seré de nuevo un idiota —beso sus labios.

Tengo ganas de ella y la verdad... es que me está gustando demasiado. 

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora