C i e n t o d i e z

200 21 15
                                        

Los días fueron pasando con tanta rapidez, que ni Melissa ni Pablo se dieron cuenta. Quizás era porque estaban muy ocupados con la producción del disco que, como ya es costumbre en Pablo, aún no tiene nombre. Julio ha sido un gran, más que productor, asesor para el chico, ya lo tenía en un ideal de productor, justo como Eric Rosse, le había puesto más color a sus canciones, generando nuevos ritmos y combinaciones que quizás en principio no suena genial pero, que al ver el resultado, eran asombrosos.

Uno de esos días, ya casi finalizando el proceso de grabación, llegó Alejandro Sanz y Melissa estaba muriéndose de nervios. Se trataba de la primera persona, cercana a su novio, que pertenece al mundo artístico. Por raro que suene, ella no conocía, aún, a Pablo López, pues había regresado a Madrid antes de que pudiese verlo y luego fue a pasar un tiempo con su familia. Para cuando volvieron a verse, su amigo estaba en proceso de grabación.

—Estoy nerviosa —comenta, mientras él, despreocupado, se coloca una camiseta negra—, no es cualquier artista al que veré ¡Es Alejandro Sanz! ¿Y si cree que estoy contigo por otra cosa? ¿Y si no es de lo que cree en relaciones entre...?

—Mel, no seas tan dramática —la abraza— solo sé tú misma, no se fijará en si eres mi relacionista o no. Somos amigos, así que lo más importante para él es que sea feliz.

Y es que, a pesar del tiempo, Melissa tiene miedo. Se siente en un cuento de hadas, pero piensa que es como la Cenicienta, sonará la campana a medianoche y despertará de su sueño.

—¡Melissa! —saluda Julio. A medida que pasaban los días, él empezó a simpatizar con ella, al punto de ser buenos amigos— ¿Cómo estás?

—De maravilla. No puedo creer que ya es el penúltimo día.

—Aunque mi equipo va a seguir trabajando en los siguientes meses.

De pronto, se abre la puerta. Un hombre se acerca a nosotros y el aire se ha ido de vacaciones: es Alejandro.

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora