Broken

T r e i n t a i c i n c o

He comprado pizza y soda para cenar esta noche en su casa. Regresar al departamento donde pasamos la noche juntos me pone muy nervioso.

Estaba tan borracho que me cuesta recordar la curvatura de su cuerpo. La ansiedad por olvidar ganó a la razón y fue así como terminé en su cama, en sus brazos y aún así  ella me ha atrapado. Es diferente a cualquier mujer que haya conocido. Es más, si otra me dice que soy un idiota, definitivamente no la callaría a besos.

Toco el timbre de su departamento. Ahora soy yo el que ha salido tarde. Los chicos y yo nos quedamos tan enfrascados en el trabajo que el tiempo se nos fue muy rápido.

—Así que es cierto la leyenda de que eres capaz de quedarte días en el estudio —dice con una voz suave, combinada con sensualidad y ternura.

—Lo siento Mel —me disculpo— espero no hayas cenado aún.

—Tranquilo... he esperado pacientemente mi cena gratis —finjo enojo—. Además prepare pan francés.

Me encantaría enredarme en su cintura y darle un beso corto. Ella no hacía eso.

—Engordaré por tu culpa.

—Por supuesto que no, estoy seguro de que haces mucho ejercicio para comer lo que quieras y no engordar —río y me indica que pase. Veo que ha ordenado su departamento. Porque cuando estuve hace una semana, esto era un desastre. Bueno todo excepto la cocina. Dejo la comida en la cocina y me pide que la espere que tenía que ver algo en su habitación. Mi cuerpo se tensa, por lo que trato de distraerme yendo por el resto del lugar.

—Disculpa —dice ella mientras yo revisaba su estantería, llena de libros y cosas así— es que apenas me mudé la semana pasada a Madrid y bueno...

—Ya. Mariola me contó —la miro fijamente y noto su nerviosismo— dije que no iba a tocarte hasta que tú quieras. Pero eso si, tengo que besarte por morderte el labio.

—Pero... la pizza se va a enfriar —poso una mano en su cintura y la acerco a mí.

—Eso... —respondo antes de pegar mis labios a los suyos— puede esperar.