C i e n t o c a t o r c e

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Melissa

Después de que Pablo me mantuviera distraída besándome hasta quitarme el aliento, lo dejo instalándose en su recámara y yo bajo a la cocina para ver a mis padres.

—¿O sea que nuestra niña ha estado trabajando con su novio todos estos meses? —pregunta mi madre— ¿Y qué fue de el anterior?

—Eso tendrías que preguntarle a ella —responde papá— además se ve más feliz de lo que recordaba.

—Es una lástima que no esté Julieta para darme un poco de razón —aquí vamos. Ella es mi hermana mayor, y la preferida de mamá porque ella siempre hace todo perfecto y ahora que tengo una relación que me ha hecho mejor persona, va y desea una asesoría con mi Julieta.

—Meli ya es mayorcita y sabe qué está bien o no, no es necesario que Juli se meta en esto.

—Además, él me hace muy feliz; eso es lo que debe importarte, mamá. 

—¿Realmente lo crees? —pregunra sarcásticamente.

—Sí, porque a pesar de las murallas que había puesto para que él no me enamorara, pasó por encima de ellas y poco a poco me fue demostrando que sus sentimientos son reales y le creo. Incluso me ha presentado ante su familia, que es muy importante para él.

—¡Eso es maravilloso! —comenta papá—. Teresa, recuerda que también tus papás eran cosa sería y que incluso me toco defender nuestra relación. No seas dura con Meli.

—Es que... —me mira con ¿Ternura?— no quiero que te hagan daño. A pesar de mis preferencias, siempre te he querido y deseo que seas feliz.

Me quedo atónita ante sus palabras. Tantos años, buscando la manera de acercarme a ella, de encontrar algo en lo que nos podríamos identificar y ahora resulta que no quiere que me lastimen.

¿Por qué hasta ahora?

—¿Y por qué no me lo dijiste con mi novio anterior? —replico— ¿Es que acaso como tengo a un novio famoso es que te preocupas por mí?

—Melissa...

—No la defiendas, papá, porque ella no estuvo para mí. Siempre era Julieta; tú eras quien me apoyaba, con quién lloraba mis frustraciones, mis penas y agonías. No lo creo, es que no puedo...

Salgo de la cocina y voy hacia las escaleras, para encontrarme a Pablo bajando de ellas. Sin pensarlo, me abrazo a él. Me pregunta qué es lo que ha sucedido, pero no le respondo. Sólo quiero perderme en sus brazos, sentir su cariño, escapar del mundo y refugiarme en él.

—¿Mel?

—Te quiero tanto... —sollozo— no me sueltes nunca.

—Te lo prometo.

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora