C i n c u e n t a i c i n c o

237 31 6
                                        

Ciudad de México

Melissa.

Busco mi equipaje en la cinta transportadora. Es la primera vez que viajó a México y me molesta que tenga que ser para recoger un maldito premio.

Afortunadamente, vine con Mauricio. Espe y Mariola me dieron tres días en México, así que después de recoger el premio en nombre de Alborán, iremos a pasear por la ciudad.

Han pasado varios días desde la última vez que hablé con él. Estaba tan mal que no fui a despedirlo. No se lo merecía. En cuanto llegue a casa empecé a llorar, no pude evitar recordar los momentos que había vivido con él y, por si fuera poco, recordé las dos noches con él.

Pero para él, simplemente soy una mujer más que pasa por su cama.

Que estúpida fui, creyendo que lo que tuvimos fue especial.

Me entregué por primera vez a un hombre que no vale la pena, de quién piensa que soy sólo una noche. No quise darle más gusto y decidí declinar con respecto a ir a Málaga, trabajaré lo estrictamente profesional con él, no quiero volver a caer en sus redes.

—¿Estás lista Meli? —me pregunta Mauricio.

—Por supuesto que sí... primero vayamos al hotel y luego saldremos ¿Mañana iremos por el premio? —asiente— perfecto, entonces vamos.

Málaga

Pablo

—¡Que te vas a dónde! —exclama Esperanza— pero si tú dijiste que no tenías ganas de recoger el premio. Además Melissa ya está allá.

—Pues ahora resulta que me dió la gana ir.

—A ti te está pasando algo y no nos quieres contar.

—No me pasa nada, simplemente que quiero viajar a México y bueno, tomaré el pretexto de recoger el premio para poder ir.

—No, esto tiene nombre y se llama Melissa ¿Qué es lo que te está pasando con ella?

—Nada...

—Deja de mentirme...

—¡Me enamoré de ella! ¡No sé cómo, pero me enamoré! Por eso quería que estuviera en Málaga conmigo, porque la amo y deseo estar todo el tiempo posible con ella.

—Te pido que no vayas.... ella no está muy bien —tan afectada ha estado por mi culpa... soy un imbécil.

—Voy a ir... no quiero que le pase nada.

—No te preocupes, Mauricio está con ella.

Crece el enojo en mi interior y los celos empiezan a consumir mi ser de sólo pensar que él la esté consolando, de que ella esté en sus brazos, no puedo permitirlo. Ella es mía, sólo mía.

—Me importa un bledo que ese tipo este con ella, yo iré a México.

—¡Pablo Moreno de Alborán Ferrándiz! —decido no escuchar más y cuelgo. Están llamando a los pasajeros que tomarán el vuelo a México. Es hora de irme, es momento de recuperar, de luchar por ella.

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora