Pablo
La miro y sigo sin creer que esté aquí. Si me había dicho que no podría venir, pues había cancelado lo de estar "apoyándome". Se ve preciosa, más de lo que recordaba.
—Cariño... —me acerco a besarla, pero ella me detiene.
—No sabía que eras amigo de tu ex —espeta. Se suelta de mí y resoplo.
—Mi amor... prometo que entre ella y yo no ha pasado nada. Ella sólo vino a pedirme ayuda.
—Bien... supongo, entonces, que no hay problema en que la próxima vez que asista yo esté contigo.
—Por supuesto que no, la mujer que amo está frente a mí —la tomo de la cintura y la atraigo a mí— la que me fascina, la que me vuelve loco. La única que me hace sentir como si tocara las estrellas —beso su cuello y la siento suspirar— te amo, preciosa.
Cuelo mis manos por debajo de su blusa y la pego más a mí. Me quedo abrazándola por momentos. Siento su aliento cálido en mi cuello y respiro su perfume. La amo, de eso no puede dudar jamás.
—Te eché de menos, Pablo —susurra.
La elevo entre mis brazos, deposito su cuerpo en el sofá y me posiciono sobre ella. Las ansias de tenerla son demasiadas. Beso sus castamente sus labios, desciendo a su mandíbula para crear un camino de besos hasta llegar a su cuello. Sus manos están acariciando mis brazos. Rodea mi cadera con sus piernas.
—Creo que este no es el lugar para nuestro reencuentro —murmura— tu familia...
—No vienen hasta después —contesto sobre su piel.
—De todas formas, mi amor... no me sentiré cómoda —decido levantarme, con ella enredada en mí y emprendemos camino a mi habitación, claro deteniéndome en una que otra pared para devorarla a besos.
Al llegar a mi recámara, la llevo hasta la cama y poco nos despojamos de la ropa. Si pudiera comparar lo que me pasaba con mi ex a lo que siento ahora con Meli, todo es completamente distinto.
A ella la amo hasta la última célula de mi cuerpo.
Y se lo demuestro haciéndole el amor.
—Espero que nadie llegue y nos encuentre así —susurra, escondiéndose entre mis brazos.
—Me importaría poco, me siento tan pleno que nada podría opacarlo. Te extrañaba mucho.
—Yo también... y sobre... ella...
—Mi amor, te juro que sólo vino para que la apoyara. No quiero saber más de ella, no cuando te tengo aquí... abrazándome de esta manera.
—Está bien, de todas formas, le dejaré claro que ya es historia. Que estás conmigo y que nos amamos.
—¿Celosa, cariño? —pregunto. Mis dedos traviesos recorren su pierna, debajo de la sábana.
—¡Por supuesto que no!
—Claro, amor —beso su frente—. A lo mejor con una segunda ronda te demuestro que no hay más mujer que vuelva loco que tú.
—Quizás... —responde pensativa— creo que no me ha quedado claro.
Empiezo a reírme, hasta que ella me seduce y nos vamos camino a tocar el cielo con las manos.

ESTÁS LEYENDO
Broken
Hayran KurguNo ha nada más que hacer. Estoy rodeado de recuerdos vacíos que, alguna vez, fueron importantes para mí. ¿De qué sirve revivir lo que ya está muerto? Esta es la historia de una relación que terminó por muchas razones. Pero sobre todo... es la his...