C i e n t o n u e v e

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Melissa

Me siento en un sueño; no quiero despertar nunca, en caso de que sea realmente un sueño. No puedo creer que haya pasado casi un año de relación con Pablo y que ahora estemos en Miami. Quién diría que mi vida haya cambiado tanto gracias a él. Después de decidir sobre al departamento al cual nos mudaremos al regresar (o más bien, yo me mudaré al suyo), volvimos a la cama. Al despertar, no estaba a mi lado, sino que había dejado una nota avisándome de que se había marchado ya al estudio y que regresaría hasta la noche. Suspiro y dejo la nota a un costado, este día será aburrido.

Ir de compras no es lo mismo si vas sola. Claro, tiene una que otra ventaja pero es aburrido ir a las tiendas sin tener que arrastrar a alguien o que opine sobre lo que lleves puesto. Lo echo de menos.

Veo una tienda de ropa interior y una sonrisa pícara se dibuja en mis labios. El resto del día puede calificarse como aburrido, pero estoy segura de que la noche será muy interesante.

[...]

Pablo ha dejado mensaje de que será el quién lleve la cena. Muy bien, pero yo voy a sorprenderlo. Estoy en la ducha y la ropa esperándome afuera cuando escucho su voz.

—¡Mi amor! He dejado la cena en la cocina. Mel... ¿Dónde estás?

Pablo

El primer día ha sido muy bueno, Julio estaba muy contento con las maquetas que le presenté y, también, con los músicos con lo que me gustaría trabajar, aunque tenía unas sugerencias que me comentaría mañana.

Al llegar a casa, encuentro todo en silencio, llamo y no responde.

Camino hacia nuestra habitación, no está, pero lo que sí es un pijama que deja muy poco a la imaginación. Abro la puerta del baño y veo a mi Melissa en la bañera, ella no se da cuenta de que estoy allí, me agachó y me acerco al oído.

—Me encanta la forma en que me recibes —mordisqueo su oreja.

—¡Amor! ¡Quería sorprenderte! —protesta, pero yo estoy ocupado recorriendo su cuello.

—Nunca me dejas de sorprender, aunque sea en la ducha. Mmm... creo que un baño antes de cenar no caería nada mal.

—Entonces ven y relájate —sonríe pícara y me apresuro para quitarme la ropa y perderme en ella.

La noche fue más que perfecta, hemos cenado entre risas mientras yo le comentaba sobre mi día y prometiendo que iría un día de compras con ella. Después hicimos el amor hasta la madrugada. Ya casi son las diez de la mañana cuando salí corriendo de la casa. Al llegar al estudio, Julio me mira un tanto molesto, mientras que Lolo sonríe pícaro.

—Lo siento... es que no podía dormir —sigue mirándome molesto— tenía la mente en la luna.

—Julio... —interviene mi amigo— creo que entiendes cuando un hombre pierde la cabeza en la luna.

—Pablo, espero que valga la pena esa luna.

—¿Y si te digo que es mi musa?

—Vale. Solo porque también perdería la luna la persona que amo. Muy bien vamos a comenzar, Pablo tengo algunas sugerencias que me gustaría hablar. Creo que te gustarán.

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora