C i e n t o d ó s

221 25 14
                                        

Pablo

Todo lo que empieza tiene que terminar, a pesar de que queríamos pasar todo el día en esa playa solitaria. Teníamos asuntos que arreglar, mamá ya no quiere seguir aplazando el momento de presentarla ante la familia y esta noche será la cena. 

Tengo miedo de que Casilda sea grosera con Meli. Entiendo que mi hermana sea tan escéptica debido a lo que sucedió antes, pero tampoco soy el mismo chiquillo indefenso. Eso tiene que entenderlo. 

 —No quiero ir, simplemente no quiero ver la cara de tu hermana. 

—Linda —beso su frente— es necesario hacer esto ¿O qué pasaría si te invito a pasar la navidad conmigo?

Se muerde el labio y suspira largamente. Parece una niña a punto de hacer un berrinche y sonrío.

—Está bien, debo amarte demasiado como para enfrentarme a tu hermana mayor dos veces.

—Tanto como yo que tuve que atravesar un océano con tal de que no siguieras enojada conmigo.

Regreso a la casa solo para cambiarme de ropa y así ir a buscar a Meli. En esa visita rápida no me encontré con Casi y eso me extraña un poco.

Mucho más cuando regreso a la casa con mi novia. Las niñas son las primeras en recibirlas y lo hacen con mucha emoción. Están felices porque tendrán una nueva tía y claro... significa que hay más regalos en Navidad.

Salva es un poco más amable que mi hermana y no hace demasiadas preguntas, supongo que eso lo haría en privado. Papá y mamá tampoco actúan de mala manera.

—Casilda salió hace rato —se disculpa mi padre— no sé qué imprevisto tuvo pero dijo que no tardaría en volver.

—Está bien, podemos esperar.

—De todas maneras —habla Salva— eres nuestra invitada así que mejor pasemos a la mesa y allí la esperamos, si no llega entonces empezamos. Mientras tanto ¿Por qué no nos hablas un poco más de ti?

Ella empieza a hablar un poco de su infancia, de su familia y los amigos con los que ha crecido, además de lo que estudió y finalmente, le contamos a la familia que ella trabaja para mí. Todos se sorprenden, pero no ponen peros, Melissa aprieta mi mano con mucha fuerza, debido a los nervios. 

—¿Ella y tú qué? —nos giramos para ver la mirada furiosa de mi hermana. 

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora