D i e z

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—¿Qué hacemos?

—Pues no sé, es tu departamento —sentencio mientras me voy al baño para vestirme ¿¡Dónde carajos estabas consciencia!?

Después de cinco minutos salgo y veo a la chica llorando, me acerco lentamente a ella. Me quedo a un lado, tratando de respetar su espacio personal. 

—¿Estás bien? —ella me mira y sus ojos vidriosos parecen un cielo a punto de llover.

—No te preocupes... vete, vete por favor —su voz rota me rompe el corazón. Decido quedarme estático—. No necesito nada de ti, así que te suplico que te vayas.

—Mira... esto fue culpa del alcohol. Yo...

—Eso no tiene caso ahora, él se fue, no quiere verme nunca más y yo... —vielve a llorar y me dejo llevar por el momento, la abrazo— ¡Suéltame! —la pego más a mi cuerpo.

—Te entiendo. Sé lo que es que te rompan el corazón, pero él es un imbécil que no se tomó el tiempo de preguntarte qué demonios pasó.

—¿Acaso tú lo harías?

—Pues... 

—Sólo vete... por favor—me alejo levemente de su cuerpo.

—No lo haré. Como compensación por lo que haya sucedido, te prepararé el desayuno.

—He leído que eres malo para la cocina —la desventaja de que todo lo que digas aparezca en todo los diarios y periódicos del país.

—Bien... pediré algo para comer —digo mientras camino hacia el teléfono— pero debo decir que estás menospreciando mis habilidades culinarias.

—Como digas... —cinco minutos después pido el desayuno y regreso hacia donde ella está.

—Vamos a presentarnos de nuevo, soy Pablo..

—Sí, Pablo Alborán —se dibuja una sonrisa burlona— yo soy Melissa López.

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora