Broken

C i e n t o o n c e

Melissa

No puedo con mis nervios, Alejandro está hablando con Julio, justo frente a mí y no puedo concentrarme, siento que me toman de las manos. Sé que es Pablo.

—Vamos, te presentaré a Alejandro —se acerca y ambos se abrazan, empiezan a hacer sus bromas y ríen. Sin querer, yo también suelto una leve risa. 

—Vaya, Pablo... ¿Ya has sustituido a Esperanza?

—Claro que no, sólo que bueno... es mi novia, Melissa López. Quien además, trabaja conmigo.

—Mucho gusto —saludo nerviosa. Extiendo la mano; luego de unos segundos, él la toma y me empuja, para ser rodeada por sus brazos.

—¡Por fin dejaste atrás a Claudia! —exclama—, debo decirte que me caía un poco mal.

—No empieces, Ale —reclama Pablo. Me separo de su amigo.

—Bueno es que ella parecía estar fastidiada con tu entorno y aunque tú no lo notatas, Pablete, Vanesa y yo sí. Además, si Melissa trabaja contigo, pues es mejor. Ella entiende más de esto ¿Te parece si cenamos todos después de la grabación?

—Sí, por mí no hay problema.

—¡Perfecto! —sonríe—. Ahora, cómo vamos a grabar "Boca de hule"

Después de varias horas en el estudio, Pablo, Alejandro y yo fuimos a mi casa. Pedimos unas pizzas, pasamos gran parte de la noche platicando y escuchando anécdotas. Poco a poco el miedo se fue disipando. Incluso fue agradable.

—Te dije que debías tener miedo. A Alejandro le importa si soy feliz. Y contigo lo soy, se ha dado cuenta —dice abrazándome y besando mi cuello.

—Sí, pero hay personas que no reaccionan así. Me da miedo que el resto de tus amigos no reaccionen igual que él —me volteo a él.

—Se van a dar cuenta de lo bien que me haces. Así que no temas, vida mía.

Besa mis labios, una de sus manos se cuelan bajo mi pijama, la otra está enredándose en mi cabello. Se pone sobre mí y desciende su boca a mi cuello, mordisqueando mi piel.

—¿Te he dicho que me vuelves loco?

—Mmm... no lo sé, hace mucho tiempo que no me lo dices.

—¡Oh qué error! —se deshace de mi camiseta— en ese caso, debo enmendar mi gravísima falta.  Empezando por decir que estaría encantado de pasar toda la vida haciéndote el amor.

—Y yo de amarte cada día —sonríe y asalta mis labios. Las caricias se vuelven más urgentes, la ropa desaparece y estas paredes se vuelven testigos, por una noche más, de nuestro amor.