C i e n t o v e i n t e

168 19 1
                                    

Melissa

No me gusta que Pablo se haya marchado así como así. Aunque lo entiendo porque yo me sentía así cuando Claudia estaba en Málaga y cada vez que merodeaba cerca de nosotros. Pero sé que me ama, así que fui tranquilizando.

De todas maneras, no debería sentirse así. Le he demostrado que lo amo y que no dejaría que nadie se interpusiera en nuestra relación.

—Has estado pensativa desde que tuviste la reunión con Pablo —comenta Óscar— ¿No estuvo de acuerdo en lo que habíamos acordado con Mariola?

—Ah, no es eso. Es que luego recibí una llamada —miento—, discutí con una persona importante para mí y eso me ha dejado así.

—Lo siento —hace una mueca—; si necesitas hablar con alguien, puedes contar conmigo.

—Claro.

Regreso al departamento, pero no él ni Salva están allí. Siento que no nos hemos reconciliado del todo. Decido no esperarlo, llamo a una pizzería y mientras llega el pedido decido meterme a  la ducha. El día, de por sí, fue estresante como para tener que aguantar los celos imaginarios de Pablo.

Pasan las horas y todavía no sé nada de ellos. Les llamo repetidas veces, les mando mensajes pero no responden. Luego de cenar, me pongo un pijama y cierro los ojos.

Despierto, sin saber la hora que es, pero sigue a oscuras. Siento un brazo alrededor de mi cuerpo y un leve suspiro.

—Meli... ¿Despertaste?

—¿Dónde estabas? —pregunto sin voltearme— te fuiste así como así de la oficina, te esperé por varias horas a que volvieras y resulta que son... —tomo mi teléfono que estaba en la mesita— las tres de la mañana.

—Fui a dar una vuelta con Salva, luego regresamos por sus cosas y se instaló en un hotel cerca de nuestro departamento. Perdón por llegar tan tarde.

—Es que se supone que íbamos a hablar de lo que sucedió en la oficina y luego pasa esto. Pablo, no puedes irte así y no darnos una oportunidad.

—Es que me hirve que él.

—¡No! Ese chico solo es un compañero, ya te dije que no veas cosas donde no las hay. Y si vas a seguir así, mejor dejemos el tema. Necesito dormir porque tenemos reunión temprano, si es que lo recuerdas. Buenas noches.

Lo escucho refunfuñar y aleja su cuerpo. No me gusta sentirme así, evito llorar y trato de dormir.

El día siguiente no mejoró, sino que fue peor. Para cuando desperté, él no estaba y tuve que irme sola a la oficina.

—¿Todo bien? —pregunta Mariola—. Ayer estaban extraños después de que hablaron.

Afortunadamente era temprano, así que no había mucha gente. Mariola se ha convertido en una gran amiga.

—Estaba celoso de Óscar y por más que le dije que no tenía porqué sentirse así, no me habló después. Y regresó tarde.

—Tranquila, deja que reflexione sobre ello. Debe darse cuenta de que tú lo amas y que no serías capaz de ponerle los cuernos.

—Dícelo a él.

—Solo espero que no haga una escena ahora que iremos a Samsung —resoplo.

—No sé, tengo un mal presentimiento.

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora