O c h e n t a

244 35 20
                                    

Después de una dolorosa despedida, regresamos a nuestra rutina. Me ha dicho que mandaría un mensaje al llegar a su casa y que me dirá sobre el regalo.

Me emociona pensar en que le veré en tres semanas. Le quise decir que podría decirle a Mariola que acepto el cargo, pero decidí que fuese una sorpresa.

Llego a mi edificio, de pronto veo a Mauricio ¿Qué hace él aquí? Para mí maldita suerte, llevo mis maletas... es claro que sabía que hoy volvía. Me hago de tripas corazón y camino hacia él.

—¿Qué es lo que haces aquí?

—Hola, Melissa ¿Y ese anillo?

—No te importa, responde.

—A disculparme por lo que pasó en México. Creo que incomodamos al señor Alborán —resoplo de alivio, no quiero que se entere de mi relación.

—Lo que pasó en México ya no importa, el caso es que no podemos ser amigos.

—Tú no tienes a nadie... estabas sufriendo por alguien y yo puedo...

—Como al parecer no entiendes... te diré que este anillo significa mi compromiso con esa persona. Lo amo y quiero estar con él. Hemos hablado y retomado la relación.

—Meli... por favor, dame una oportunidad... él no sabrá nada... —molesta, le doy una bofetada.

—Ni se te ocurra volver a insinuarme a ser amantes. Jamás se me ocurriría hacer eso...

—¿Lo amas demasiado?

—Claro que sí... le quiero y no puedo ser más feliz con él. Te pido que te vayas...

—Melissa

—¡Vete! ¡Vete ya! —no dice más y se va. De repente suena mi móvil. Es Pablo.

—Hola cariño —suspiro— ¿Pasa algo?

—Amor... es que... Mauricio estuvo aquí... le pedí que no volviera y... Dios... no sé cómo decirte esto.

—¿Qué?

—Es que... me pidió que fuéramos amantes.

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora