S e s e n t a i o c h o

216 32 37
                                        

Pablo

No doy crédito a lo que estoy viendo ¿Así que era por eso que allá quería verlo? ¿Para comérselo a besos?

Y juró no hacerme daño, me dijo que no lo haría.

Emito una tos falsa para hacer notar mi presencia. Ella se gira a mirarme y abre desmesuradamente los ojos, es claro que no esperaba verme pasear por aquí mientras conversaba con ese imbécil.

<<Follaángeles>>, diría Gabriel Emerson en El infierno de Gabriel.

Porque, a pesar del daño que me hace, sigue siendo un precioso ángel de ojos violetas.

—Pablo...

—Señorita López —saludo fríamente mientras me dirijo a los ojos de Mauricio— lamento profundamente haberles interrumpido el momento.

Noto su rostro palidecer ante mis palabras. Mauricio le toma de las mano y le sonríe. Sólo ese acto es suficiente para hacerme perder los estribos. Quiero quitarle esa jodida sonrisa a golpes, me arrepiento enormemente no haberla besado frente a él anoche y decirle que ella es mía.

—No se preocupe, señor Alborán, si quiere puede sentarse con nosotros —te encantaría infeliz, quieres tratar de ganar puntos con ella y restregarme en la cara lo que acaba de pasar, pero no te daré ese placer.

—No, joven Gómez, es mejor que los dejé a solas. Supongo que, como pareja, deben conversar de cosas que... no son aptas para todo oído —Melissa me mira con dolor.

Por más enamorado que esté de ti, no dejaré que me veas roto, no cuando se trata de ti.

Mantengo mi trayecto, alejándome de ellos. Quizás caminar un poco me haga sentir mejor y así canalizar mi furia.

Estoy a punto de salir del hotel cuando escucho a alguien pronunciar mi nombre.

—¡No sabía que estabas aquí! —es Cristina, una vieja amiga y parte del equipo Alborán cuando estoy en México por gira. Me da dos besos— ¡Qué gusto verte!

—Digo lo mismo Cristina, has cambiado mucho.

—Lo sé... ya estoy mucho mejor.

—Me alegro de que te hayas alejado de ese bueno para nada —escucho otra vez mi nombre, sé que es ella. No quiero escucharla, no ahora— ¿Y si vamos a tomarnos un café?

—Por supuesto —emprendemos hacia la salida, al menos, así evitaré sentirme dolido.

Melissa

Lo veo irse con una mujer y tiene una de sus manos en la espalda de ella. Me estoy arrepintiendo cada minuto de ese maldito beso. Y ahora se ha ido con otra... maldita sea mi suerte​.

❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤
¿Dolor lento o rápido?
🤔


BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora