S e t e n t a i o c h o

242 34 4
                                        

Pablo

Despierto, ella sigue aquí. Sigue atándome a su cuerpo y me siento feliz por ello, la abrazo fuerte contra mi pecho, necesito embriagarme de su perfume antes de decirnos adiós; no la veré en un tiempo... por más que desee volver a Madrid, creo que despertaría más sospechas y ya es suficiente con el hecho de que Espe y Mariola lo sepan. 

Siento sus suaves besos por mis pectorales, encaminándose a donde late mi corazón. 

—No quiero alejarme de ti —susurra. 

—Lo sé mi amor... lo sé... —beso su cabello— pero no quiero que sigamos causando problemas... Mariola me va a echar la bronca. 

—Por ejemplo, cuando nos presentamos y no fingimos bien el no conocernos —empezamos a reír— ¿Entonces seguiremos fingiendo con los demás? 

—Por ahora... pero pronto diremos que somos pareja, quiero decirle al mundo lo mucho que te amo —sonríe y me siento preso... si ella rompiese mi corazón, entonces... no podría soportarlo. Simplemente no puedo.

—Yo quiero simplemente que me sigas amando —enreda sus piernas a las mías. 

—Sólo si no me lastimas. 

—No podría... y si lo hago... entonces me alejaré de ti para no dejarte roto —sus palabras me alarman ¿Es posible que ella pueda destruirme de tal forma? Lo digo pues, destrozándome o alejándose de mí, me hace el mismo efecto. 

—No quiero hablar de ello. 

—No desconfíes de mí... te ruego que no lo hagas... 

—No lo haré... 

—¿Iremos juntos a Madrid? Para que te despida por allí y regreses a Málaga —su mirada se torna triste... me duele igual o, quizá, más que a ella. 

—Sí... pero cuando bajemos... tendremos que decirnos... 

—Disfrutemos de esta mañana juntos, nos quedan unas horas y el vuelo. Sólo espero poder llegar de madrugada, así podré despedirme de ti. 

Odio esto. Nunca aprendo a despedirme, me duele no poder ser lo más normal que se pueda. Me frustra que mi vida privada tenga que ser un tesoro que debo resguardar celosamente ¿Acaso no es suficiente la música? ¿Qué tanto es capaz de sacrificarse por su sueño? 

Melissa me acaricia el costado de mi cuerpo y besa mi cuello, como si hubiera leído mis pensamientos y trata de consolarme.

—Te quiero... te amo y por favor... espérame. 

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora