S e s e n t a i s i e t e

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—¿De qué es lo que deseas disculparte? —pregunto desafiante. Él trata de sostenerme la mirada, pero es algo complicado tomando en cuenta los actos de ayer.

A pesar de la insistencia de Pablo, decidí ver a Mauricio, no podía dejar las cosas así, menos cuando somos compañeros de trabajo. Y si lo que dijo sobre lo que siente era la verdad —como había reafirmado en el mensaje de texto, previamente— entonces recurriría al rechazo y pedirle que mantengamos algo profesional.

—Meli... lamento haber hecho eso anoche, insinuarte que pasaras la noche conmigo. Casi forzarte a ello, de verdad, lo siento.

—No quiero que esto se vuelva a repetir, es lo único que te pido.

—Está bien, pero ante los eventos de anoche, tendré que confesarte algo —Dios mío, que no sea lo que estoy pensando. Por favor que no sea eso.

—¿Qué es?

—Que me gustas, bueno gustarme es muy poco comparado con lo que siento cada que te veo. No sabes cómo me dolía verte triste, hace unos días, por un hombre que no vale la pena. Sabía que viajaría a México y que quizás eso te haría bien y... me aproveché de ello para tratar de conquistarte.

Ni siquiera tengo palabras para responder a su confesión. No puedo aceptar sus sentimientos por el simple hecho de que estoy enamorada de otro y me ama. Pero por ahora no puedo responderle que ya estoy bien con él, pues eso generaría sospechas.

—No puedo corresponderte, Mauricio. A pesar de todo, lo amo, no puedo dejar de sentir esto por él. Quizás estamos distanciados, pero estoy decidida a hablar con él y aclarar nuestras diferencias. Lo siento... —me mira triste.

—Lo entiendo y... está bien. Al menos déjame ser tu amigo.

—No puedo, no cuando sabemos que esto no será correspondido y aún más, que sería doloroso para ti.

—Entonces... creo que es mejor que regrese España —sonríe a medias— ¿Podría pedirte un favor?

—Claro.

—¿Me dejarías besarte? —su proposición me ha dejado en jaque— tómalo como una despedida.

—Esta bien —temblorosa, miro como se acerca lentamente a mis labios y los roza con timidez. Luego pasa de lo tímido a algo pasional, llevándome con él. Deja sus manos en mi rostro mientras seguimos el beso. De repente alguien tose.

—Lamento interrumpir su momento —cierro los ojos... no puede ser. Acabo de romperle el corazón.

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Les agradezco que lean esta historia. Si tienen algún comentario o sugerencia sobre cómo matar a Melissa, lo pueden dejar por aquí 😘

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