S e t e n t a i c i n c o

259 36 25
                                        

Pablo

—¿Qué haces en mi habitación​? ¿No entiendes que no te quiero ver? —ella me mira suplicante. Me parte verla así, pero me duele su traición, su promesa rota.

Volver a estar roto...

—Necesitamos hablar, no puedo seguir así. Mañana regresamos a España y te irás a Málaga y no te volveré a ver en mucho tiempo porque rechacé la orden que me diste... no puedes irte sin escucharme.

—Pues me ignoraste, te pedí que no le vieras, dijiste que estaría bien y... ahora estamos así por un jodido beso ¡Le besaste! —exclamo. Trata de acercarse a mí como si fuera un cachorro herido— aléjate.

—Lo siento tanto, mi amor. Ese beso no importa, no me importa si no has sido tú quien me lo haya dado. No me interesa otro hombre, sólo tú —susurra al llegar. Me empuja suavemente hasta tirarme al colchón, se sienta encima mío y dudo de mi capacidad para contenerme.

—Melissa...

—¿Esa mujer...? —acaricia mi pecho, por encima de la ropa— ¿Te conoce en otros aspectos? Ya sabes... tus gustos al momento de hacerlo.

—Melissa —no se detiene y sube mi camiseta hasta dejar expuesto mi torso. Se mueve deliberadamente haciendo que se encienda mi interior y que ciertas partes de mi cuerpo quieran perderse en ella. Ella muerde sensualmente su labio—. Melissa, basta.

—¿No te gusta que una mujer tome las riendas? —sus dedos recorren con lentitud mi abdomen y empuja haciendo que este totalmente acostado en la cama— porque... he tenido esa fantasía contigo.

—Levántate —exijo. Pero, recibo su boca en mis labios en respuesta. Devora mis labios y muerde de ellos, cuando me suelta, jadeo inconscientemente.

—Has sido un mal chico hoy —se inclina hacia mi cuello y mordisquea mi piel— y mereces un castigo por poner a tu Melissa celosa.

—Tú le besaste y odio que hagan eso en mi cara —contesto molesto.

—¿Y eso implicaba estar con otra para que sintiese celos? —se desabrocha, uno por uno, los botones de su blusa; dejando entrever su brasserie. La temperatura empieza a aumentar y siento que voy a explotar— has usado muy mal ese cartucho. Es una lástima que... mmm... dejaremos eso para un poco más tarde.

—¿De qué hablas? —sus manos desaparecen por un momento y las siento desabrochar mi pantalón.

—¿Quién crees que va a disfrutar de esto? —inclina nuevamente su cuerpo y la visión que tengo en este momento es muy fuerte. Muero por hacerla mía.

—Dime tú... —sonríe pícara y vuelve a besarme. Estoy tan perdido en sus besos que no me percato que me coloca esposas ¿Cómo rayos lo hizo? Deja de besarme y me mira con una sonrisa perversa.

—Yo, amor. Porque podré tocarte las veces que quiera está noche. Pero tú, te conformarás con verme desnudarme y dormir junto a ti. Disfruta, cariño —se deshace de la blusa y deja al descubierto la parte superior de su cuerpo. Vuelvo a ver esa pervesidad en la mirada y se quita el sostén, haciendo que delire. Se levanta y hace lo mismo con su falda, pero las braguitas se quedan con ella. Trato de levantarme y miro cómo mordisquea el labio. Me besa.

—Melissa, por favor... no puedo resistir a esto.

—Hubiéramos hecho el amor por horas, pero bueno... creíste que podrías castigarme y ahora tendrás que esperar. Dale mis agradecimientos a Cristina por aconsejarme —quiero decir algo más pero rodea el colchón para acostarse y cubrirse con el edredón​— buenas noches amor.

¿Me va a dejar así toda la noche?

—¡Melissa! —no responde— ¡No me dejes así Melissa!

Y así es estar a unos centímetros de la gloria.

------------------

¿Cómo se me ocurre pensar en eso? 🙈🙈🙈🙈

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora