Broken

C i e n t o t r e c e

Almería

Pablo

Luego de hacer la mudanza y disfrutar de nuestros primeros días viviendo juntos. Mel decidió dar el siguiente paso: presentarme ante sus padres.

Siempre había una u otra razón para no haberlo hecho antes; entre los compromisos, los miedos y las reacciones que tuvo mi hermana en el pasado -que por cierto, ya se están llevando bien- dejamos aplazarlo una y otra vez.

Hasta hoy.

Luego de pasar un par de días en Málaga, preparándome mentalmente para esto, mi novia había preparado todo para recibirme en su casa. Me esperó en la estación y luego nos fuimos en su coche.

—Estoy muerto de nervios, amor.

—No te preocupes, he hablado de ti. Claro que están un poco extrañados de que no te haya presentado antes, pero les explicaré que fue por motivos de trabajo.

—Cariño, no creo que les guste que haya puesto antes el "trabajo" que a ti.

—Pablo, mi familia me conoce... sabe que soy una mujer insegura y que hasta que considere que todo esté estable, les comento de novedades. Si a alguien tienen que matar, es a mí.

—¿Y dónde me voy a quedar en estos cuatro días?

—Con nosotros, aunque, en cuartos separados.

—No me importa, me escabulliré en la madrugada y haré lo que sea por colarme en tu cama —ella se ríe y yo acaricio su pierna—. Me encanta cuando te ríes.

—No sé qué hice para merecerte, pero... me alegro.

[...]

Comúnmente, son los padres quienes son muy severos con los pretendientes de una hija. Pero en cuanto llegamos. Alfonso, el padre, me saludó con mucha alegría y se ha encargado de ser un excelente anfitrión, pero Teresa, su madre.

—¿Hace cuánto que son novios? ¿Cuáles son tus intenciones con ella? Espero que mi hija no sea alguien más en tu historial de amores.

—¡Mamá!

—Perdóname, hija, pero tenía que preguntarlo —me remuevo incómodo en mi asiento.

—Creo que Pablo debe venir hambriento y cansado del viaje, así que mejor vayamos al comedor y dejas el interrogatorio para después, querida. Melissa, lleva a Pablo a su habitación.

La recámara de huéspedes queda al final del pasillo, mientras que la principal queda entre ésta y la de Melissa, así que escabullirme será complicado. 

Mientras ella me mostraba su recámara, así que yo lo empujo para entrar.

—¡No! —río— mamá nos matará.

—La conquistaré, además, si pude enamorarte...

—No seas tonto, me voy a poner celosa.

—Mmm te amo solo a ti y ahora... ¿Qué tan cómoda es esta cama?