Broken

V e i n t i n u e v e

Escucho la puerta cerrarse y me siento en el borde de la cama. Tengo el cuerpo tenso y estoy muy rara. Deseo que él estuviese aquí, pero yo le rechacé ¿Acaso siento lo mismo que él?

Después de una hora, salgo de la habitación para beber agua, mi boca está seca. Voy al gran ventanal del departamento y veo las luces de Madrid brillando al compás de las estrellas y la luna. Medito lo que dijo Pablo y mi corazón se estremece, los recuerdos de esa noche vienen a mí y creo que fue una buena noche, pero no se lo diré.

—¿No puedes dormir? —grito del susto, me giro y encuentro a Pablo con una camiseta y pantalón. Gracias a Dios porque quizás me hubiese ido a sus brazos si estuviese sin camiseta— no era mi intención asustarte.

—No... está bien —respondo— la vista es maravillosa. Me encanta.

—Gracias... eh... sobre lo que dije hace rato...

—Ha sido muy lindo. La verdad es que... no sé tienes algo que yo no puedo ignorar, no tengo idea de lo que es. Pero... me gustaría que tú... te quedes en la habitación conmigo.

—¿Qué?

—Sí yo... dormir juntos... ya sabes... —toma una de mis manos y la besa delicadamente.

—No voy a tocarte, a menos que tú quieras. Pero acepto quedarme contigo esta noche, sólo permíteme abrazarte.

Mi corazón está saliéndose del pecho. Es demasiado lindo.

—Claro...

—Gracias. Podemos estar más cómodos en mi habitación, eso si quieres dormir allá.

—Sí... está bien.

Entramos a su habitación, tiene una ventana que da una hermosa vista, fuera de ello, la cama es amplia y cómoda. Está el baño principal y un vestidor.

—¿Quieres cambiarte? —abro desmesuradamente los ojos— puedes ponerte una camiseta.

—¿Quieres seducirme?

—Para nada, quiero que tu estancia sea cómoda —sonríe.

—Bien —busca una camisa y me la entrega, entro al baño y me cambio de ropa. Cuando salgo, él me mira de pies a cabeza, devorándome.

—Te ves hermosa —sonrío tímida— anda, vamos a dormir.

Me deja acostarme en la cama primero y él después. Nos cubre con el edredón y pega su cuerpo al mío.

—Buenas noches preciosa.

—Buenas noches...

Después de un rato, siento su respiración lenta, señal de que se ha dormido y presto atención a ella. Empiezo a sentirme relajada junto a él, poco a poco me va dando sueño hasta quedarme profundamente dormida.