7. . . . . .

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El recuerdo metido en su cabeza...

...

Era como si el color de su piel siguiera vivo...

...

Solo sentía dolor y pudor...

...

No sabía qué sentir...

...

Era como si hubiese sido ayer...

...

Era algo que no podía, simplemente...

...

...No podía sacarse de la cabeza...

...

Todo le daba vueltas, era como una clase de castigo o recuerdo que invadían su mente en un solo paso, golpeado fuerte y sin miedo alguno...

Se despertó de golpe, con mareas en su cabeza, con punzadas que solo le hacían perder más la cordura, así que se apoyó en la cabecera de su cama y respiró, tratando de poder...

...

...despejar su cabeza...

...

Caminó directo a donde se suponía debía de estar la casa de aquel chico, pero parecía como si la casa se hubiese movido o ido de lugar.

No la encontraba por ninguna parte.

Su auto lo había dejado a unas cuatro cuadras de ahí porque quería llegar de sorpresa o algo por el estilo y si venía el auto, no habría gracia en ello.

Una casa de color verde musgo ¿dónde había una casa de ese color en un lugar como Yorkshire?

Parecía que la vida le estaba dando malas y fuertes a su vida pero no en ese momento cuando pareció por fin encontrar esa maldita casa de aquel maldito chico. Corrió al otro lado de la calle, metiéndose en ese pequeño callejón donde subió escaleras arriba a la casa de aquel chico que parecía como si supiera que ya estaba en la puerta porque no lo dejó ni tocarla.

-Una hora casi de retraso.

-Oye lo siento pero no encontraba tu casa y me detuve a comer algo para matar el tiempo, ya sabes, un té no le hace falta tampoco a un joven inglés.

-Muy gracioso, pero tengo que estar en el entrenamiento en casi cuarenta minutos.

-¿Ya te vas?

-Solo esperaré unos cinco minutos más.

-De acuerdo, en cinco minutos empezaré a cuidar su casa.

-Y alimentar a mi gato, y las tres tortugas y por favor no te olvides de los loros –dijo Luca dejando entrar a Xavi a su casa.

-Y ¿yo de qué me alimento? ¿Tienes algo como una "chuchería" o algo?

-Sabes que mi mamá no le gusta esa clase de comida, pero sí, te conseguí unas bolsas, están en la estantería más alta de la cocina y también quiero pedirte un favor...

-Dime –dijo entrando Xavi al comedor, donde sus ojos se toparon con algo que no era ni una silla, ni una mesa, mucho menos un plato o un vaso, lo que sus ojos veían, llevaba audífonos y estaba sobre una silla dejando a la imaginación volar con ese pedazo de tela hecho falda. Piernas largas y blancas, su vientre, sus pequeños pechos, su cara, su cabello cayendo por ambos lados de su cuerpo, alargándose para escribir lo que sea que estuviera escribiendo.

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