"Me alegra que me hayan ahorrado la búsqueda entre ustedes mismos". Esas habían sido las palabras que la directora dio a los dos nuevos compañeros, los que tendrían que aliarse para salvar el pellejo del otro. O eso fue lo que les dijeron en cuanto toparon miradas.
Y ahora iban ahí, caminando con pilas de papeles a la biblioteca, comenzando a trabajar codo a codo para limpiar un tanto sus nombres, aunque eso a Adela le venía demás pues no sabían cómo era el uno del otro y menos en unos aspectos tan claves u oscuros como el otro tenía ya puesto. Gray no tenía mucho ánimo, y no era de sorprenderse, eso ya era comprensible y evidente a los ojos de su nueva compañera.
-Pueden pasar a ubicar cada informe a donde pertenece, unos son documentales, otros de investigación, novela y novelas ligeras, luego de esto pasarán a su siguiente tarea.
- ¿Cuántas tareas debemos realizar diarias?
-Dos -dijo la bibliotecaria, mientras venía al alto estudiante que acompañaba a Adela, deslumbrada -no olviden pasar conmigo cuando acaben, debo sellar su registro, de lo contrario, no habrá vuelta atrás y no podrá hacer nada por ustedes, ya conoces las reglas, Daliza.
-Sí, sí, aunque estoy segura de que mandando a Gray. Cambiaría de opinión.
La bibliotecaria la vio a ella con fulminación, como si quisiera matarla por lo que acababa de decir, como si hubiese atinado a sus sentimientos hacia ese nuevo estudiante.
-Mejor ve y haz lo que te toca hacer.
-Lo mismo digo -dijo Adela, girándose y moviendo su flamante cabellera, no sin dejar de ser vista por su compañero que la siguió cuando se giró a ver un solo instante a la bibliotecaria que le sonrió, sin tener respuesta de vuelta.
Los pasos suaves y torpemente pensados de Adela iban delante de Gray, que esperaba que ella diera cinco de estos para que él diera uno solo y la misma historia se fue camino gradas arriba, donde a Adela, casi se le caigan los papeles, de no ser por la pared con la que se topó inmediatamente, pero ella no pedía ayuda, nunca le gustó hacerlo, todo lo que hiciera o haría, lo haría sola. No era el solo no voltear a ver a su compañero, sino que tampoco entabla una mínima palabra con él desde que la directora los dejo a su mera salvación.
De las veintiséis gradas que era, cuando Adela llegó hasta arriba, fue cuando Gray se movió a dar sus pasos y llegando en menos de cinco segundos al lado de esta. La vio con lujo y sin descaro mientras dejaba sobre una mesa vieja de madera que se apoyaba en la pared, todos los papeles, tomando unos solos para comenzar a colocarlos donde debía ser. La miraba, la veía, la observaba mientras él dejaba los papeles donde mismo que Adela. La chica era menuda, de una figura que tentaba a la imaginación en sus curvas, lejos de un cabello hermoso y un cuerpo asesino, era su rostro, la forma en la que veía cosas tan mínimas como las que llevaba en mano, la manera en la mordía su labio... no sabía muy bien ni por qué la estaba viendo, pero lo hacía, como si esa chica se mereciera ser vista de esa forma, admirable y sin tocarla...o eso llegó a pensar aunque le daban ganas de romper eso que la hacía hermosa.
Como bien se había dicho, no era muy alta y la blusa casi le bailaba en su estrecha cintura cuando se alargó a colocar un papeleo en lo alto de una de las cinco viejas estanterías para luego caminar y tomar otro tanto de papeles en sus manos y repetir la acción.
Los pasos de bailarina de ella se combinaban suaves con los pasos de él, que era alto, alto, con un cabello rubio y brillante como si fueran hilos de oro, una piel fina, un cuerpo trabajado y saludable, unos luminosos y penetrantes ojos... ¿de dónde diablos había salido aquel chico? Y ¿por qué la veía hacía, como un león a su almuerzo?
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Seis
Mystery / ThrillerSeis y contando Cinco y contando Cuatro y contando Tres y contando Dos y contando Uno. La venganza se cobra ¿verdad? La venganza se paga ¿verdad? La venganza tiene un color ¿qué tal si no es el que debió de ser? Ella. Ella. Novela de término fuerte...