No le serviría de nada seguir viendo su reflejo en el espejo si no con eso iba a poder quitarse esas marcas que se desfilaban cuales galaxias por su cuello y clavícula. Eran tres, tres fuertes marcas que un completo idiota le había hecho ayer durante la hora de castigo y reposición en la que solo estaban ellos dos. Tres grandes marcas que había tratado de quitarse desde hace ya unas horas, incluso desde que había regresado en su casa luego de ello, las cuales ni por molestia alguna se habían borrado del todo, seguían estando tan fuertes como si se trataran de hace unos minutos.
No le quedaba más, tenía que ir a la escuela aunque estuviera rotundamente negada a hacerlo, pero si no asistía, ya sea Molly o Claudyn llegarían a ella y las cosas se llegarían a complicar mucho más de la cuenta y eso no estaba en situación de tratarlo y menos ahora que solo tenía media hora para llegar. Tomó la blusa de su uniforme y comenzó a abotonarla yendo gradas abajo en su casa, donde se alargó sobre la mesa del centro de la sala para tomar sus llaves, una libreta, su carné y en otro extremo, justo en la cocina, tomar su mochila y una pequeña cadena que se fue poniendo en el camino antes de salir por la puerta y asegurar la misma. Había caminado directo a su bicicleta antes de percatarse de un sonido proveniente de uno de los arbustos cercanos a su casa.
Pero no había nadie.
Sin prestarle mayor atención colocó su mochila sobre la cesta que tenía en la parte de atrás de su bicicleta, y una vez más, la sensación de ser vista le llegó incluso cuando se giró a ver que algo se movió en los arbustos. Adela era de poco temer, lo cual la empujó a ir directo a donde escuchaba aquello para verificar qué era lo que estaba pasando y por qué pasaba. A largó sus manos para mover varias hojas del lugar, encontrándose con un pequeño amigo blanco.
-¿Quieres que te siga o algo? –Le habló al conejo de ojos rojos y pelaje blanco brillante –ven aquí ¿te atoraste? –Lo tomó entre sus manos para colocarlo sobre su regazo y sentir su suavidad en sus manos, era precioso a sus ojos –diablos, vas a ser que quiera adoptarte, pero seguramente tienes dueño ¿verdad? Aunque –se giró a ver a todas partes entrando en razón que ella vivía distanciada de mucha parte de la sociedad.
Tras un suspiro y el viento besándole su cabello, se decidió a meter a un inquilino a su casa, con el que estuvo unos cinco o siete minutos mientras le hacía una casa y le cortaba con las manos un poco de apio y zanahoria para luego salir corriendo directo hacia la bicicleta y poner a esta a andar de una vez por todas.
...
Los pasillos de aquel lugar estaban fríos y bañados por una leve capa y decencia del sol que por primera vez en mucho tiempo había salido, lo cual había provocado que todos o la mayoría de los estudiantes se encontraran fuera para recibir un poco de vitamina D para su piel, una que fuera directa y no artificial.
Claudyn estaba tirada en el pasillo, con sus audífonos puesto y esperando a que alguna de sus amigas saliera a su rescate del aburrimiento en el que se estaba embarcando, cuando el viento le asomó una larga cabellera rojiza entrando con una bicicleta más grande y pesada de quien la llevaba. Claudyn se giró, levantándose sin importarle si su falda se movía; tomó pues su mochila y se acercó a ella justo en el parqueo de las bicicletas.
-Hasta que una de ustedes se digna a aparecer, hoy es un buen día para tomar un poco de sol y ustedes ¿qué, por qué no me volteas a ver?
Adela se giró para que entonces notara lo que era obvio que se notaría.
-¡Oh mi puto ángel de la guardia!
Adela tomó su mochila, disponiéndose a caminar dentro de la escuela, directo hacia el baño, seguida por su amiga.
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Seis
Mystery / ThrillerSeis y contando Cinco y contando Cuatro y contando Tres y contando Dos y contando Uno. La venganza se cobra ¿verdad? La venganza se paga ¿verdad? La venganza tiene un color ¿qué tal si no es el que debió de ser? Ella. Ella. Novela de término fuerte...