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Era así de simple. El espacio que ambas compartían en aquella pequeña cafetería en la que habían saltado luego de clases y un impacto que las tomó a ambas y quizá a más de otro, estaba siendo abarcado por una presión acalorada que brotaba de ambas bocas pero principalmente de una. Justo ahí, en donde un mesero se paseaba por sexta vez a verificar si estaban listas para ordenar otra cosa que no fuera agua con limón y una tanta de insultos dirigidos incluso hasta a los más callados ángeles que se rodeaban por todo el lugar y demás esquinas.

No parecían estar de humor para ordenar lo que siempre solían ordenar, no había cosa dulce, salado, suave, o deliciosa que ahora les pasara, al menos no a la chica cuyo cabello se enredó en el otoño puesto que la otra, dada la molestia del mesero, precisó mejor ordenar algo y lograr calmar sus nervios ya que si intentaba calmar los de su amiga, las cosas saldrían de otra forma. Trataba de calmarla cuando entendió que con ambas en el mismo estado, no se iba a lograr nada, y mucho menos cuando las ganas de unas palizas le asomaban por las yemas de los dedos a su amiga sentada justo al frente.

-Entiende, debe ser una simple casualidad que ambos hayan terminado pintando a una mujer cuya existencia dudo que sea, además, no puede ser la misma, sí, se parece pero ¿y qué?

-No, es que no hay un "¿y qué?" y tampoco un "se parecen", Claudyn entiende, es la misma mujer, la misma muchacha tanto en su pintura como en la mía, es casi imposible que entre tantas ideas e imaginaciones, resulte que exactamente nosotros hayamos sido los que coinciden ante una estupidez como esta. Ni siquiera el profesor lo pudo tragar con facilidad.

-¿Y qué van a hacer? Te llamaron a la oficina.

-Nada, eso es todo, nada, no es algo que implique un castigo, una investigación o lo que sea que la vieja de la directora quiera hacer. El profesor hablará con Grey pero no creo que eso vaya a satisfacer mi inquietud.

-Mucho menos cuando te ha dejado marcada de esa forma.

-¿Grey dejó marcada a Adela?

La repentina llegada azotada por la voz de Molly había interrumpido el hecho de que por un momento, Adela pensara en otra cosa que no fuera el querer golpearlo. Todo había cambiado de rumbo, todo se había hecho otra cosa debido a que siempre que algo le pasaba a Adela, Molly era la primera en reaccionar en su defensa que si le debiera algo, como si esta fuera tan especial como para defenderla o molestarse por ella ante cualquier situaciones que la implique, y en este caso, nada era excepción y mucho menos cuando Grey estaba de por medio, como si se estuviera metiendo entre ella y Adela, crearon una clase de muro que solo daba a ciegas y sordas intenciones que no iba a dejar con calma.

...

El rostro de aquel chico estaba demasiado cerca al de ella, tanto que su primer reflejo fue empujarlo lejos, sin advertir que este mismo, en el movimiento le tomaría de ambas muñecas y la regresaría de un golpe a sentarla en unas cajas sucias y pegarla contra la pared, abriéndose paso en medio de las piernas de esta chica, haciendo que la falda de su uniforme se levantara y dejara a la vista más de su piel. Todo, sin soltarle las muñecas, fue cuando se abalanzó sobre su cuello, lamiendo y succionando con ligera fuerza, haciéndola gritar y patalear para zafarse; en el acto, el muchacho que casi le doblaba la altura, bajó su boca al primer botón de su blusa, el que desabrochó con los dientes, pasando al segundo y continuando con el tercero y la sucesión. En solo hecho de estas ansias que comenzaban a comerlo, se alejó un momento para ver a la chica que tenía enfrente, la que llevaba una respiración entre cortada y un uniforme que aún se veía bien, incluso bajo lo pálido de su piel.

-¿Qué talla eres?

El muchacho se volvió a acercar a la chica con total descaro a susurrarle aquellas palabras al oído y llevar sus manos debajo de su falda, en donde esta pronto reaccionó a quitárselas con fuerza lo que obtuvo como respuesta a que este le golpeara la cabeza cuando le tiró del cabello a hacerlo ver a la cara, en lo alto, bajo las voces de los demás chicos que lo animaban a ponerla en su lugar.

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