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Jueves 11 de marzo.

Hoy todo pareció ser un día tranquilo, los que suelen gustarme y suelen ser acompañados de una u otra tontería.

El helado estaba demasiado frío que conseguí solo por 0, algunos segundos mantener mis dientes sobre él... aun así estaba delicioso aunque manché mi blusa del cuello hasta la parte baja de mi pecho, pero creo que se puede quitar... de no ser así, es seguro que me matan en casa.

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De acuerdo, estoy en el instituto y todo se dio un calma las primeras dos horas, muchos como siempre se quedaron viendo a mi cara como si tuviera algo en ella lo que me hizo visitar el baño por siete veces seguidas haciendo creer a los profesores que se trataba de alguna enfermedad, que había comido algo que me hizo daño la noche anterior aunque a decir verdad, la sopa de lentejas estuvo deliciosa, ella siempre la hace deliciosa.

Por otro lado, de la quinta a la séptima vez que fui al baño, creí que tenía que volver una octava cuando fuera en el frío pasillo del segundo nivel del instituto, me encontré con tres pares de miradas que quisieron buscar algo en mí... algo que tal vez yo realmente no veía.

¿Tal mal me he arreglado hoy?

Es decir, sé que no soy hermosa y sé que no soy fea, pero al menos lo intento.

Ellos estaban en la dirección opuesta a donde yo me dirigía por suerte ¡Fiiu! (No habría sido capaz de pasar por ellos cuando me veían como si fuera una clase de (inserte algo porque no se me ocurre).

Cuando giré de vuelta a mi clase las tres veces, estos seguían ahí... capté que se trataba de detención, estaban esperando a la directora para hablar con ella y aclarar lo que sea que hayan hecho. Ya no podía volver a toparme en ese baño o creerían que los estaba vigilando o sacando información solo por los ojos...

Y yo jamás los había visto en mi vida.

Justo en la séptima vez y yo cerrando la puerta del baño, solo escuché una voz ronca y directa a mí diciendo "¡Qué te mejores!". Había sido uno de los tres muchachos tomándome por sorpresa... ¡Rayos! Seguramente si me veía como si estuviera enferma... pero no dejé ningún mal olor, solo lo que era mi familiar y usual aroma de siempre. Como sea, no fue descortés y sonreí como de costumbre, asintiendo y caminando a mi clase pensando en qué tonta me he de ver... y que no debería volver al baño hasta que en verdad quisiera usarlo.

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Vine a la biblioteca... solo deja que tome un libro y vuelvo.

Volví y para mi sorpresa no encontré el libro que buscaba leer. Me molesta saber que no puedo matar mis recesos de esta forma. No me gusta la gente aunque siempre quiero ser amigable con ellos, nada pierdo o al menos eso fue lo que me dijeron en casa y en preescolar. A parte de ello me topé (literalmente) con alguien; recordemos que tengo dos pies izquierdos; ambos resbalamos pegados a una de las altas estanterías que llena el lugar con espacio, color y aroma, me sentí muy pequeña en los brazos de quien sea que me allá ayudado a no colar un moretón en mi cabeza. No hablamos, solo nos quedamos viendo como dos completos y bien hechos extraños; me solté y solo giré sin decir "gracias" o "adiós"... ¿fui descortés, verdad?

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El camino a casa fue en calma, llevo un fresco pan, mayoría dulce. Leche de arroz, algunas legumbres, los frutos secos que pediste y... una sorpresa... helado.

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¡Más helado! Se nos acabó el de hace dos días.

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Siempre me han dicho que debería tener cuidado de dónde camino, por dónde me manejo y sobre todo quiénes son los que están a mi alrededor... la verdad es que nunca le presto la importancia necesaria a menos que la persona sea alguien completa y enteramente fascinante de aquellas que no puedes ignorar o que el lugar sea de esos lugares que nunca en la vida creíste que existían. Y justo esa tarda camino a casa... vi a una de esas personas, "arranca-respiraciones" como suelo llamar a este tipo de personas y llevando un gato en brazos aunque creo que el gato tomó mayor mi atención cuando chocamos miradas y reí como niña.

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¡Uy! Es tarde ya, tengo que regresar.

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¿Alguna vez has sentido la mirada de alguien encima? Aquella sensación de que alguien te está devorando por los ojos... como el lobo a caperucita aunque en la realidad, caperuza era la perra de la historia. Como sea ¿alguna vez la has sentido? Porque justo ahora lo estoy haciendo y sin volver a ver, no quiero molestarme hasta tener un mejor punto y observa a quien me esté observando.

Lo hice... no hay nadie viéndome en mi bicicleta.


 

Jueves 11 de marzo

Vi idiotas como de costumbre.

Todo se arruinó.

Helado. 

....



El sonido de la patada estrellándose a su vientre fue más fuerte que los otros hasta hacer a la pequeña figura estrellarse contra la firme pared y los brazos del cuarto protagonista, quien la tomó de forma directa en sus brazos, abrazándola por la espalda y limpiando la sangre que brotó de su destruidos labios rojos por naturaleza y por las mordidas que le habían propinado hasta romperlo.

El primero, chasqueó los dedos en modo de acabe.

Era tiempo de pasar a la siguiente fase.

-Límpienla y asegúrense de poner crema en sus heridas, menos en las abiertas, hay gasa y ungüento en la mochila. Tráiganla cuando terminen. Tú –marcó al segundo –límpiala.

El segundo se quedó fijo en su mirada, antes de tomar a la chica en brazos y encaminarla a la ducha donde sin esperar nada la colocó dentro de la tina terminando de despojarla de su ropa, seguido del cuarto que se acomodó en un banco con la mochila en brazos.

-Ahora vengo –explicó el segundo.

Dejando al cuarto y a la muchacha en el baño.

La chica que estaba bocabajo se tomó de forma lamentable a los bordes de la tina, girándose lentamente hasta encontrarle la cara. Su mano se había encontrado con la de él y tan solo una palabra, fue todo lo que salió de sus bellos labios.

-A-yú-da-me.



...


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 Nadie dijo que soy suave o de rosa pastel o que estoy desaparecida...

Voten y comenten. 


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Confundidas las mentes, completos los ojos

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