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-Baño, baño, baño –susurró la chica sin ser ni un poco escuchada.

-¿A caso no es eso para lo que vivimos? A la mierda todo lo demás, nadie se va a enterar de lo que ocurre aquí ¿cierto gatita?

Los seis muchachos iban tres y tres al lado de la chica, caminando luego de haber salido de aquel extraño bar, andando por los sectores menos transitados de todo el pueblo, los sectores que casi daban pinta a una ciudad abandonada.

-Baño.

-¿Qué?

-Tengo que ir al baño.

-¡Ay no jodas! Oigan, la chica quiere ir al baño, no puede ser posible si a penas le dimos de beber.

-Tomó casi la mitad de cada vaso, idiota, será mejor llevarla.

-¿Y si intenta escapar? –Habló la voz de un tercero.

-Es por eso que la vas a acompañar.

-Será mejor que vayamos a mi casa, vivo solo y no dejará rastro alguno de que estuvimos por aquí, estamos cerca y será mejor tenerla en un lugar en el que todos podamos vigilar que no se vaya.

-Creo que sería lo apropiado, tanto tú como ese pelmazo nos metieron en este asunto –dijo un quinto acercándose a la chica, haciéndola retroceder y escudarse con sus ya desposadas manos –llevarla a una casa y... espera un momento ¿cómo diablos puede alguien como tú vivir en un lugar como este?

-Hay muchas cosas que no sabes de él, sus padres lo dejan solo la mayoría del tiempo y sus sentimientos hacia él están muy confusos, por lo que secundo que vayamos directo allá por algunas horas antes de volver a salir y caminar o jugar con nuestro juguete.

Todos se le quedaron viendo. Llevaba su cabello despeinado y su labio roto y algo ensangrentado.

Eran tan pálida, que incluso lo nublado del lugar la hacía ver más tentadora a los seis pares de ojos que la tenían frente, aquellos que le habían arruinado su plan de escape puesto que ni ella sabía cómo salir de ese lugar. Se giró sobre sus talones, buscando una salida, pero lo único que veía eran casas y casas vacían, calladas, calles sin transitar y árboles tan quietos que ni ellos servirían de testigos.

Alguien la tomó de su muñeca, haciéndola seguir las zancadas de quien la dirigía.

-Puedo caminar sola –se pudo soltar sin saber muy bien cómo lo había hecho, tropezándose consigo misma y mirando al muchacho con furia.

-Vaya, vaya, hasta que sacó las garras esta gatita.

-No me toques.

-No compliques más las cosas, solo queremos pasarla bien por un momento, conocernos ya que aunque estamos en la misma escuela, ninguno ha podido hablar contigo.

-Ni siquiera son de mi año ¿qué es lo que quieren?

-Exactamente eso, solo queremos hacernos de muchos amigos y tú eres una elegida.

-¿Y morderme es hecho de amistad?

-Lo haríamos las veces que nos fueran posibles, cariño, tienes unos labios muy tentadores.

-¿Qué es lo que quieren?

-Ir a casa de tu nuevo amigo, no seas tímida, además tienes que entrar al baño no es así.

La chica comenzó a retroceder cuando seis leones comenzaron a rodearla como si fueran una caza grupal a un solo alimento. No sabía en qué estaba metida o por qué estaba ahí metida, pero tan pronto pudo estar en una leve ventaja, la chica comenzó a correr en dirección desconocida, provocando risas y silbidos tras palabras de aquellos chicos que notaron muy bien su hecho de querer poder escapar.

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