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°NOTA: Aunque no comprendo por qué estoy haciendo esto, lo hago de cualquier forma. Las personas que ya han estado en más de 100 capítulos conmigo, saben lo cruda, real y "fuerte" que llego a ser en mis letras, por lo que ni la obra pasada ni esta, se acerca a la totalidad o mediana parte del "rosa pastel" que tal vez algunos de ustedes estén buscando. Es decir que mi género no es romance o amor en sí... solo aclaro por que en este u otros capítulo o tal vez otras novelas, no verán más que cruda escritura que suelta mi imagen y abraza mi teclado.° 


Día del atentado.


Su voz se escuchaba tan cercana, como si en verdad la tuviera a tan solo dos centímetros de sus oídos, tendida en el suelo firme y frío, nuevo; el tercero que su cuerpo tocaba ese día nublado, donde la tarde parecía no querer acabarse y seguir... y dar más de aquella voz que se extendía contaminando sus interiores, mientras a piel fría y tanto caliente, luego de haber jugado con un hierro en su vientre, ahora, una voz comandaba una serie de cortes que se extendieron por la parte baja de sus piernas, mientras estaba siendo jalada de sus manos atadas y marcada por lo largo de su pecho, su vientre y la parte interna de sus piernas. Vendaba de ojos y boca.

No iba a llorar, por más que no lo soportara y quisiera correr, no iba a llorar.

¿Por qué no lloras? ¿Qué pretendes mostrar?

Era totalmente fingir el hecho de que el dolor no estaba latente entre cada segundo, entre cada cierto tiempo de estos mismos, donde la voz aterciopelada y asesina indicaba qué hacer al único al que le confiaría dicha tarea, al único al que le daría el derecho total de lo que no tenía derecho a hacer.

¿Qué quieren de ti? ¿Qué has hecho?

Tan pronto puto moverse en el compás de un grito sordo de su propia boca, sintió como los dos que se ocupaban de jalarla y marcarla, se alejaron, abriéndole el paso a un frío viento que pareció haber esperado al momento perfecto para abarcarla y hacerla temblar como el más frágil vidrio que jamás haya existido.

- 11.

-12.

-13.

Los cortes iban detrás de cada número.

-14.

-15.

-16.

-17, 18, 19.

Su piel rompiéndose bajo las manos del segundo protagonista, la mano derecha del principal actor de este vil acto.

Las manos de él, solo las de él, tocándola. 

La tocaba. El acto al fin pasaba, pero no como tenía o debió ser. 

-20... -el silencio se hizo -21.

Se escuchó bajo la tira negra de tela, cómo los gritos se bloqueaban detrás de largas fibras entrelazadas en una sola longitud. Fue ahí, y donde el segundo, el que llevaba la herramienta de corte, se detuvo un momento a verla a los ojos, los ojos verdes que parecieron esperarlo a ver llevando un mensaje que él bloqueó en el momento, no podía dejarse llevar, no ante la situación, no cuando lo que más gustaba hacer, estaba pasando al fin; se acercó a la cortada piel de sus piernas, sin contenerse, lamiendo su cálida y rojiza sangre, cristalizada en el llanto que se rehusaba a derramar frente a seis que la estaban destrozando. Claramente, dos más que los otros cuatro, profundamente, uno, más que todos los demás. 

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