2 meses antes del atentado
Trevor nunca había imagino, antes de hoy, lo mucho que el vuelo de una falda podía hacer a su paso, entre brincos, giros y trotes de vista frágil que adornaban toda una escenografía completamente desconocida para él.
La forma en la que aquellos delgados dedos completamente delicados y de vista suave, enredaban historias en y con el aire, como si nada más valiera, como si nada más fuera alrededor suyo. Como si aquella pequeña criatura, deseara sacarlo de Londres y llevarlo a un mágico y oscuro bosque en Irlanda, rozando la noche con Escocia, haciendo a los cocodrilos llorar, las aves alegar, los troncos roncar y el agua cantar, personificando cada cosa que, en la mente de aquella bailarina en pro de hacérselo ver, pasar y en que él en verdad pudiera ver todo, claramente, vivamente, como si tan solo fueran ellos dos, él y aquella chica hecha de cristal.
En las sombras que le vestían un tanto más su nativa oscuridad, podía en la distancia del teatro de la escuela, volver a ver a la chica de cristal, cuya vergüenza no existía como para no pedir tomado el escenario y la grabadora, dando un espectáculo para uno solo, bien, sin que ella lo supiera.
Los saltos, los giros, los gestos, la forma de posición de sus dedos, la manera en la que estos se deslizaban en las ondas del viento, la forma en la que las partículas de polvo y vida corrían a tocar una mínima de poro de aquella muñeca.
Muñeca de cristal.
Esa era ella. La muñeca de cristal.
Su piedra preciosa. La que encontró por destino o mera casualidad.
La que destelló entre mierda y cemento.
...
Su cabello seguía húmedo luego de la ducha que se dio tras el disque ensayo que hizo con sus atolondradas maromas de las cuales podía presumir que iban mejorando, casi lista para audicionar para la escuela de arte y danza. Estaba casi lista, estaba muy ansiosa, tanto que sus amigas notaron sus rosadas mejillas y sus diete clavándose en sus rojos labios por una décimo novena vez en lo que llevaban de estar en el baño terminándose de arreglar.
— ¿Por qué la sonrisa? – se dijo la una a la otra mientras veían a la más pequeña.
—¿Crees que lo haya visto?
— ¿A ese patán? No, no creo.
—Tampoco nos vio a nosotras mientras ensaya.
— Cierto, pero nosotras somos sus amigas, él, solo es alguien que se topó en el auditorio con nosotros a la misma vez.
—¿Qué crees que estuviera haciendo ahí?
— Nada, como siempre. Más vale que se aleje de ella sino quiere que en verdad lo metamos en problemas.
—Pero, dime ... tengo esta duda y tal vez tú también.
— ¿Cuál?
—¿No crees que él esté interesado en ella?
— Pero ¿¡qué...!? – la chica alzó demasiado la voz, tanto como para ser que los dientes de la más joven se desprendieran de sus labios y girara sus ojos sobre ellas.
—¿Pasa algo?
—Nada, solo la mente de esta, ya sabes – trató la misma calmando su voz y recibiendo un codazo por el otro lado – si ya terminaste, ¿nos vamos? – La chica estaba nerviosa.
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Seis
Mystery / ThrillerSeis y contando Cinco y contando Cuatro y contando Tres y contando Dos y contando Uno. La venganza se cobra ¿verdad? La venganza se paga ¿verdad? La venganza tiene un color ¿qué tal si no es el que debió de ser? Ella. Ella. Novela de término fuerte...