25 . . . . .

1.9K 138 13
                                    

Habían pasado cerca de unas dos semanas desde la llegada de Iri a la vida de Joe, ya que a la vida de Candri, había hace mucho estado ahí con, por y para ella. Durante el tiempo que quizá de una u otra forma habían pasado ahora, ella no le cruzó palabra durante o fuera de clases, y para mantener a la novia de Joe tranquila, era preferible decir que todo estaba bien, sin ningún inconveniente, o eso se creía ya que Joe seguía con los pelos de puntos por pensar que Iri lo echaría de cabeza por lo que vio hace unos días, hacer con su amigo.

Pero hasta la fecha, no había pasado nada, y Candri tampoco le ha mencionado algo al respecto.

No sabía cómo se sentía Iri cuando Candri lo tomaba de la mano, se despedía o lo saludaba de beso, o bien él la abrazaba, más la sueca parecía no tener reacción a nada de eso, como si no le molestara o bien la estimulara o le provocara náuseas como creería él de ella.

Justo a la hora de salida de aquel día, Candri le había dado una lista de cosas por comprar a Joe, donde iban cosas que Iri debería de estar presente para elegir, eso no implicaba más a que debían estar juntos...toda una tarde porque esa lista, tenía más de cincuenta y tres cosas por comprar, preguntar y hacer.

Era una mierda, en la mente de los dos participantes.

-Vamos chicos, necesito que los dos estén para realizar estas comprar.

-¿Por qué no voy solo yo, Candri?

-Porque hay unas cosas que tienen o mejor dicho, necesitan de un vistazo femenino para poder ser seleccionados.

-Entonces voy solo yo –dijo cruzada de brazos, parada en el portón de entrada y salida de la escuela.

-No, porque necesitas más manos y fuerza para cargar con tanta cosa, oigan, si tuviera tiempo, iríamos los tres, pero de verdad, no puedo saltarme las clases y en mi casa necesitan esto, mis papás no están, por favor, por favor...

-¿Cuándo regresan tus padres?

-Seguramente dentro de unos dos meses y medio.

-Diablos –dijo Iri –no es que no quiera ayudar pero ¿por qué no lo haces tú con tu noviecito el fin de semana?

-Su noviecito tiene nombre –dijo Joe.

-Me alegra –dijo Iri con gran sarcasmo.

-Oigan, es por esto que lo hice así, porque necesito que en verdad se lleven bien, que mantengan una buena relación si los dos van a estar conmigo casi las veinticuatro horas de cada día.

-¿Y creíste que haciendo esto lo superaríamos?

-Claro que lo haremos –dijo Joe, confundiendo a las dos chicas en el momento, parecía que solo él comprendía su plan –iré con Iri si eso te mantiene tranquila, te llamaré tan pronto tengamos todo lo que mandaste o bien me avisas tú cuando salgas, tal vez así paso...pasamos por acá cuando estés lista como nosotros –dijo relajado, haciendo que Iri intuyera pronto a lo que quería llegar.

-¿Es en serio? –Le dijo su novia.

-¡Candri! ¡Ya es hora! –Le gritó una amiga desde adentro de la escuela.

-¡Enseguida!

-De acuerdo, solo les pido que no regresen con rasguños o golpes o daños al ego del otro ¿está claro?

-Sí, ve con cuidado, suerte hoy.

-Gracias, Joe –dijo ella tirándose a abrazarlo.

Iri comenzó a caminar sin voltearse a ver.

-Tu amiga no puede cambiar ¿cierto?

-Joe.

-Ya, ya, solo era un comentario.

-¡Adiós Iri! –Le gritó desde donde se quedó, Candri.

Iri solo levantó la mano sin girar, escuchando como el novio de su amiga se acercaba a zancadas al lado de ella, sacando el aire y viéndola de reojo con odio.

-No me veas así, el que aceptó el trato al final del momento fuiste tú.

-Porque no voy a hacer algo que mi novia no quiere que haga, como odiarte.

-Los sentimientos no se pueden prohibir así que...tomaré eso como una broma ¿Dónde está el supermercado o plaza aquí?

Joe la vio, mientras la chica cruzaba la calle sin él... él la miró más, con su cabello suelto ondeando, sus ojos vivos viendo a todas partes, su uniforme tallado a su cuerpo, mordiendo sus propios labios... la chica era despampanante aunque se quisiera negar, las curvas de aquella menuda chica con tendencia a suicidar a todo aquel en su mente, era una chica que atraída con todo y su rareza incluida, esa misteriosa...no era sol lo físico, en esa chica había algo que ahora comenzaba Joe a notar...quizá por ello su novia y sus amigos no podían dejar de verla o dejar de hablar de ella...aunque Joe, de cierta forma, sentía que algo hacía falta en ese rompecabezas, piezas que ella quizá esconde o prefiere que nadie vea...

-¿Vas a venir? No pretendo quedarme más de tres horas adicionales a las siete que te veo todos los días.

-No creas que es solo castigo para ti...Iri.

-Solo camina.



...

..

Voten y comenten...ya mero entro a vacaciones y la plataforma y yo somos todas suyas... 

..

.

SeisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora