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Tomó sus muñecas a cada lado de donde ella estaba acostada siendo besada y embestida con tal fuerza que no podía ni ella sentir una parte de su cuerpo entera, era como si la fueran despedazando de poco en poco y el objetivo de todos en la sala...era solo uno, una hora entera para seis hombres que la rodeaban.

-Ábrete más...

-¡Ah!

El primer chico le dio la vuelta, dejando el rostro de la chica sobre el suelo y a él siempre sobre ella, rodeados de oscuridad, sudor, gritos y cigarros.

-Para, paren, por favor.

-Esto te lo mereces zorrita –le susurró aquel hombre al oído.

-Levántale la cara, sino no podremos disfrutar de su expresión.

-Como gustes.

-¡Ah!

El grito le fue cortado cuando un cuarto hombre le plantó sus labios sobre los de ella, tomándola del cabello para acercarla más a él mientras el primer hombre la embestía por detrás, abierta para él. Sus gritos suspendidos por el ímpetu con en el que la tomaban mientras los otros cuatro miraban riendo, imaginando ya cómo sería estar dentro de la chica.

El primer hombre la tomó de su cuello para que se estiraba y fuera hacia atrás, alejándola del cuarto hombre. Haciendo que el dolor en su espalda creciera más, sus brazos le temblaban, su cuello ardía, su espalda dolía cada minuto más...

El primer hombre la besó desde esa posición, arañando con la otra mano el vientre de la muchacha mientras la penetraba una vez más y la dejaba caer al suelo frío solo cubierto con una delgada sábana, haciendo que se golpeaba el labio mordiéndoselo a su paso.

-Con cuido, faltamos nosotros –dijo el quinto hombre.

La chica prefirió estar sorda o bien muerta.

La chica se empezó a incorporar, queriendo tomar una postura de defensa, siendo de cierta forma ayudada por el primer hombre, que la tomaba desde la cintura, si no es que iba a por más, hasta que el sexto hombre que parecía ser el líder, habló.

-Cambio.

-¿QUÉ? –Dijo el primer hombre.

Y como una bala, el segundo hombre levantó a la chica estampándola contra la pared con fuerza, era suya ahora.

-No ¡NO! ¡AYUD...!

El sexto hombre y el líder, se abalanzó sobre ella, tomándola del cuello.

-Si vuelves a gritar, juro que será la última vez que lo hagas.

La chica intercambió una mirada con el hombre, que la vio y puso cuidado de lo cristalino que estaban sus ojos en ese momento, algo que parecían rasgado en su alma se reflejaba ahí, ahora.

-¿Por qué h-haces esto? –Le dijo en un susurro la muchacha al sexto hombre, sin dejar de verlo a los ojos.

El hombre no dijo nada, ni parpadeó hasta que recordó que toca acción, conlleva a una reacción. La chica no dejaba de verlo sin intentar quitarse la mano de él de encima, por lo que él reaccionó dándole una bofetada que la botó sobre los brazos del segundo hombre.

...

Lo recordaba...

Estaba tan vivo....

Era como si se hubiese tatuado en su propia piel...

SeisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora