Desde hace tiempo. Siempre he mantenido una posición aceptable en mi vida, todo por mi padre, quien me entreno para ello.
Un niño rubio de unos 10 años cayó al suelo con un moretón algo bruto en su mejilla, tal era que incluso parecía haber afectado su ojo. Detrás de el había un hombre de casi 2 metros de alto, su rostro parecía estar borroso, como un simple recuerdo malo.
Fui obligado a pelear, a matar.
Una mujer se acerco al cuerpo del destrozado niño, una vez que aquel hombre se fue. Una chica de rostro amable y tierno, de cabello castaño y ojos claros, quien lo abrazo con cariño.
-Tranquilo, estarás bien.
Dijo con un tono dulce, aunque aquel chico no parecía hablar. La mujer, quien era su madre lo llevo a su casa para curar aquel moretón, su rostro mostraba mucha angustia, tanta que parecía querer llorar, pero frente a su hijo no mostraba más que una sonrisa.
La única que siempre parecía ayudarme, fue mi madre. Quien siempre se parecía preocupar por mi.
Pero conforme pasaba el tiempo, conforme más palizas recibía, ella parecía extinguirse de mi mente.
Conforme el tiempo pasaba, aquel niño rubio poco a poco parecía perder todo de si. Una bestia que simplemente servía para la pelea, golpe tras golpe, conforme crecía, el parecía ir dominando todo lo que se le cruzaba.
"El respeto es el poder, y aquellos que lo tengan podrán alcanzar y dominar lo que deseen". Esas eran las palabras que mi padre siempre decía, palabras que hasta el día de hoy, habían quedado en mi cabeza.
Conforme crecí, conforme asistía a cada escuela, cada persona que quería retarme a una pelea, terminaba mucho peor de lo que inicio, poco a poco, aquel respeto del que habló mi padre comenzó a darme lo que deseaba, el temor, el respeto, todo combinado, me daba el poder que necesitaba para encajar en una sociedad como la actual.
Pero... ¿Que demonios sucede ahora?
La mirada sería de aquel castaño se reflejaba en sus ojos fríos. Una mirada tan decidida y llena de valor, una mirada que hasta ese momento, el nunca había apreciado.
Un simple chico apareció para darme pelea y ahora... Termino como los otros. Pero, no dejo de preguntarme... ¿Que demonios se le paso por la cabeza?
Fue una pregunta que se repetía una, y otra, y otra vez.
El cuerpo de Tomas continuaba en el suelo, sobre un cráter algo ancho. Su cuerpo destrozado, cubierto de sangre y golpes, que le daba la imagen de alguien que había muerto atropellado por un auto.
Los ojos de los presentes estaban tan abiertos como podían estarlo, y tanto sus manos como sus piernas, temblaban ante el gran temor que todos sentían en ese momento. Lautaro y Alan, estaban simplemente en un enorme shock.
-¿Esta... Muerto?
Lautaro no parecía responder debido al miedo.
-Ese chico... Es un monstruo...
Eso fue lo único que salió de su boca. Abundaba un enorme silencio, solo podía escucharse los autos pasar, incluso las maestras, las autoridades de la escuela estaban completamente asombradas y asustada. Avisar a la policía de algo así era completamente tonto, el caso de Tomas se repetía.
Avisar de 2 chicos peleando era algo normal, pero avisar de 2 chicos con superpoderes peleando, era algo que ya daba razones de enviar al mismo a un psiquiátrico.
Los ojos de Eze, admiraban el cuerpo destrozado del castaño, sus ojos rojizos llenos de furia, miraron ahora a los alumnos y maestros presentes en la pelea.
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The Legend Of T
AcciónTomas es un joven normal con extraños poderes. A sus 16 años inicia en una nueva escuela, sin embargo, ciertos acontecimientos revivirán una vieja meta que se impuso desde niño. Conseguir un equipo y salvar al mundo.