-¡Tienes que venir rápido!
La voz agitada y desesperada de Faku se escuchaba entre la fuerte distorsión provocada por el fuerte viento que parecía haber en el lugar.
-¡Ezequiel se esta descontrolando, no se que le pasa!
Tras estar a tan solo unos pocos metros de entrar al edificio central. Apretó el celular. La llamada en ese entonces se cortó. El castaño estaba en una enorme duda. Si entrar o ir. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una fuerte explosión. Desde los edificios se veía como una gran nube de tierra se levantaba.
Eso le dio el impulso necesario para lanzarse a correr hacía la playa, lugar donde Ezequiel y Faku se encontraban.
En lo alto de ese enorme edificio, un joven vestido de traje con una galera, observaba como el joven se iba corriendo, con una sonrisa.
-Que comience el espectáculo.
A unos metros, alejados de la gran ciudad, había una enorme playa que se encontraba simplemente vacía, ninguna persona merodeaba por allí, pero en estas circunstancias, quienes lo hicieran no les gustaría observar la escena que se formaba en estos momentos.
Un joven algo alto, de piel morena y cabello negro, llevaba un espadón cuyo filo estaba agrietado, su ropa estaba completamente sucia y rota. Su respiración era agitada, 2 hilos de sangre bajaban por su labio inferior, su mirada, estaba fija y seria admirando aquel monstruo.
Un joven rubio estaba gritando como loco, sus manos se encontraban en su cabeza, un aura purpura explotaba a su alrededor, de tal manera que la misma provocaba un cráter donde el estaba parado. Presiono su cabeza, sus ojos, eran totalmente rojizos, comenzaban a crecerle unos pequeños cuernos. Solo hacía eso, gritar totalmente fuera de control, su aura provocaba un fuerte viento, una leve tormenta de arena se formaba por su tremendo poder.
Faku se fue poniendo de pie, trato de ponerse en guardia, manteniendo la mirada fija en el rubio.
-Eze... Reacciona. ¡Vamos!
Le grito totalmente desesperado, ya no sabía que poder hacer, el enfrentarlo parecía ser totalmente inútil. El endemoniado rubio levantó la mirada, solo para observar con ojos bestiales al joven, con un odio profundo, mediante un impulso leve con el pie se lanzó contra el.
Parecía haber roto la velocidad promedio, alcanzando una velocidad por mucho mas tremenda. Una que casi podría asemejarse a la de la luz. O a una teletransportación.
Los ojos del joven de piel morena se abrieron algo asombrados, trató de retroceder, pero solo sintió un brutal puñetazo proveniente de su descontrolado amigo, un golpe que por fortuna, logro cubrir con su arma. La cual, si bien quedó totalmente destruida, ayudo a que ese golpe mortal no fuese la causa de su muerte, aunque, salió disparado un par de metros debido al tremendo impacto.
Mientras tosía y escupía algo de sangre, se ponía de pie, aún tenía esa respiración agitada, estaba demasiado fatigado, en tan solo unos instantes aquel rubio lo tenía al borde de la derrota.
(Nunca había visto un poder tan tremendo... Incluso su aura se descontrola...)
Sus manos llegaron a temblar, allí lo veía, como un Ezequiel poseído caminaba hacia el, con los puños fuertemente presionados, no estaba dudando en ningún instante, su respiración era tranquila pero pesada, parecida a la de una bestia, soltaba uno que otro gruñido.
-¡Vamos Ezequiel, reacciona!
Ya no sabía que más hacer, las palabras no funcionaban y la fuerza tampoco. Mediante otro impulso, el rubio se lanzó contra el para darle un remate, soltando un rugido de ira, lanzó su puño derecho, directo al pecho.
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The Legend Of T
AksiTomas es un joven normal con extraños poderes. A sus 16 años inicia en una nueva escuela, sin embargo, ciertos acontecimientos revivirán una vieja meta que se impuso desde niño. Conseguir un equipo y salvar al mundo.